La habilidad para hablar ante una audiencia es fundamental pero, incomprensiblemente, es una de las más desatendidas en los programas de formación, Aprendemos a LEER pero no nos enseñan a HABLAR con elocuencia, como si la palabra escrita y la comunicación oral fueran la una de la mano de la otra. La creencia (irracional) es que el acto de hablar en público es innato y, por tanto, no necesita trabajo, técnica y, sobre todo, práctica. Pero la realidad es otra: la habilidad de dar un discurso cautivador es un arte que necesita SER CULTIVADO.