El Carnaval de Barranquilla es la única celebración del Gran Caribe declarada Obra Maestra del Patrimonio Oral e inmaterial de la Humanidad. Una fiesta enriquecida por las traiciones,la creatividad y el sabor de Los barranquilleros, grandes anfitriones de la alegría en el mundo.
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ORIGEN
Desde tiempos coloniales existieron diferentes fiestas populares como carnavales en la vecina Cartagena de Indias. Estas celebraciones fueron traídas por los europeos al Nuevo Mundo y florecieron gracias a los cabildos, mandingas, carabalíes congos o minas de negros que hubo en Cartagena. Con el pasar de los años, los carnavales cedieron ante las fiestas de la Candelaria y las Fiestas del Once de Noviembre
No se sabe a ciencia cierta en qué año se realizó el primer carnaval
Pie de foto: : Comité organizador del carnaval, 1908
Con la migración a Barranquilla llegaron expresiones culturales de diferentes regiones. Danzas, música, esculturas y costumbres se mezclaron o se mantuvieron intactas hasta el día de hoy. Muchas de estas manifestaciones que hoy se practican en el carnaval aún se pueden apreciar en poblaciones vecinas al río Magdalena; en otros casos estas danzas desaparecieron de sus lugares de origen.
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MADUREZ
El desarrollo del carnaval de Barranquilla, visto en función de contextos urbanos y sociales que se modifican, representó un fenómeno dinámico con enormes retos de adaptación para los barranquilleros. Esto, sumado al sentido de pertenencia y acervo colectivo a la tradición folclórica de los barranquilleros, significó un motor importante para la construcción de todos los aspectos que tenían que ver con el carnaval, convirtiéndolo en un referente fundamental para la vida cotidiana de los que habitaron la ciudad. El carnaval se volvió rápidamente en un espacio en el que los pobres, los de clase media y los ricos fueron capaces de compartir la danza, la jovialidad y el orgullo de contar con el evento, evidenciado en los eventos organizados en los que la gente podía participar.
Pie de foto: : Alicia Lafaurie Roncallo, primera reina del carnaval, 1918.
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RENOVACIÓN
Debido a que la gestión del carnaval se vio intervenida por múltiples entidades se creyó en su momento que el carnaval no iba a prosperar debido a que el patrimonio mostraba claras señales de división: por una parte se festejaba en los clubes de la élite; por otra en las celebraciones populares de la calle. A mediados de los años ochenta del siglo XX se convocó desde la Cámara de Comercio de Barranquilla foros ciudadanos para debatir el esquema de manejo y las alternativas a seguir para el rescate de las tradiciones y el fortalecimiento del carnaval. Del mismo modo, diferentes grupos folclóricos se asociaron para defender intereses concretos y reclamar un reconocimiento apropiado a su papel para con el evento.
Pie de foto: : Niños bailarines de la Danza del Paloteo, año 1959.
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El siglo XXI ha tenido un gran significado para el carnaval puesto que a partir de este momento se empezó a reconocer este espacio cultural como patrimonio rico y diverso propiamente caribeño, que logra trascender las fronteras de la ciudad y hacerse visible en otros contextos. De esta manera vemos como de recibir el reconocimiento de «Patrimonio Cultural de la Nación» por parte del Congreso Nacional de Colombia en el año 2001, se convierte en Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por declaración de la Unesco en 2003.