Actualmente se utiliza el nombre Plantae para referirse al amplio grupo de seres vivos que incluye las plantas terrestres, las algas verdes, las algas rojas y un pequeño grupo conocido como glaucófitos.
Todos son fotosintéticos y poseen cloroplastos que evolucionaron a partir de una cianobacteria.
Son organismos eucariotas pluricelulares, cada una de las células está recubierta de una pared que contiene un componente principal, la celulosa.
Poseen cloroplastos, en cuyo interior sucede la fotosíntesis que produce glucosa, principal fuente de carbono de las plantas.
Su nutrición es autótrofa, que las convierte en piezas fundamentales para el mantenimiento de la vida en la Tierra
Como en cualquier relación simbiótica, ambos seres reciben algo a cambio del otro, generalmente la planta proporciona hidratos de carbono y vitaminas que el hongo no puede obtener por sí mismo, y la planta recibe humedad y minerales fruto de la descomposición de la que el hongo es capaz.
Hasta aquí bien, el hecho curioso es que a veces esa relación simbiótica deja de ser útil para uno de los miembros, donde el otro pasa a ser un parásito que no aporta nada a cambio. Es el caso de las plantas micoheterótrofas, un tipo muy curioso de plantas que parasitan a los hongos. La característica más curiosa es que no poseen clorofila, por lo que sus colores suelen ser exóticos. Por otro lado, sus hojas son vestigiales, ya que no tienen ninguna función.
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Las glaucofitas se distinguen principalmente por la presencia de cianelas, es decir, plastos que retienen características típicas de las cianobacterias y ausencia de los cloroplastos del resto de las algas.