Un sistema operativo de red es aquel que mantiene a dos o más ordenadores unidos a través de algún medio de comunicación (físico o no), con el objetivo primordial de poder compartir los diferentes recursos y la información del sistema.
En este entorno, cada ordenador mantiene su propio sistema operativo y su propio sistema de archivos local.
Se dividen en dos grupos:
Cliente: en ellos no existe un servidor principal sino que todas las estaciones comparten sus recursos de igual a igual.
Servidor: en ellos no existe un servidor principal sino que todas las estaciones comparten sus recursos de igual a igual.
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Los sistemas operativos de red (servidor) se clasifican según su conectividad en tres tipos:
Sistemas centralizados: están formados por un servidor central que sirve las peticiones que recibe a través de las estaciones conectadas a él. En algunos casos estos sistemas generan la imagen de la pantalla del terminal.
Sistemas operativos en red (NOS o Network Operating Systems): los usuarios perciben la multiplicidad de máquinas que se encuentran en la red y acceden a los recursos conectándose a la máquina remota apropiada. Su objetivo es compartir recursos e información y ofrecer servicios en la red.
Sistemas operativos distribuidos (DOS o Distributed Operating Systems): distribuyen las tareas entre los distintos recursos (equipos) de forma transparente al usuario. Su objetivo es que una red completa de máquinas parezca un único superordenador. El usuario accede a los recursos remotos tal como accede a los recursos locales, es decir, sin saber dónde están. Además, siguen trabajando en caso de caída de alguno de sus componentes (son tolerantes a fallos). Estos sistemas operativos han evolucionado hasta convertirse en los sistemas operativos de la computación grid y de los clústeres de computadores.
Cuando se planifica la infraestructura de una red, la selección del S.O. de red se puede simplificar de forma significativa si primero se determina la arquitectura de red (cliente/servidor o grupo de trabajo) que mejor se ajuste a las necesidades.
Para decidir qué tipo de infraestructura se va a instalar, se deberán tomar varios parámetros:
Nivel de seguridad de la red.
Número de usuarios de la red.
Número de equipos de la red.
Evaluar la interoperabilidad de la red.