Los ARAWAKS también habitaron territorios como la Amazonía y la Orinoquía.
No formaron grandes cacicazgos, sinó que se agruparon en clanes familiares ampliados.
Cada comunidad era dirigida por un capitán elegido por su prestigio, méritos, su gran capacidad como trabajador y conciliador.
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Eran buenos comerciantes y establecieron contactos con pueblos como los taironas y los sinúes.
Los principales grupos ARAWAK fueron los guajiros, guahibos, curripacos y los piapoco. Actualmente, la familia Wayuú es una de las más representativas en la Guajira.
Físicamente eran de talla mediana, piel oscura, rostro ovalado, nariz recta y ovalada.
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Los hombres vestían con taparrabos y las mujeres generalmente usaban túnicas o batas.
Eran seminómadas (hacían cosntantes viajes por las costas), vivían de la caza y pesca, de la cría de animales domésticos, agricultura, cerámica y tejían hamacas. La mayor parte del tiempo se dedicaban a la cosecha, a socializar y a fortalecer su cultura.
El deporte que más practicaban es el "batú", jugado en un espacio rectangular con una bola hecha de hierbas y raíces.; los dos equipos tienen que evitar que la bola caiga en su propia cancha usando todo el cuerpo, como una especie de mezcla entre fútbol y voleibol.
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Su cultura se caracterizó por instrumentos tallados en piedra como cuchillos, hachas y figuras humanas del mismo material.
Construyeron grandes casas o malocas, donde vivían varias familias.
Construían terrazas para conservar sus tierras, evitar la erosión y acumular gruesas capas de cultivo. De lado iban escalinatas,, acueductos, caminos que facilitaban la tarea agrícola y el transporte de los productos.
Rendían culto a los muertos, a quienes colocaban en bóvedas de piedra; creían en los espíritus del bien y del mal, que podrían habitar en cuerpos humanos y objetos naturales.
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Los velorios podían durar varios días; cubrían los cuerpos con ramas frescas; las calaveras debían ser guardadas en las casas. colgando de garabatos, para tenerlas presentes como parte de la familia.
Si morían los niños, esta situación era un motivo de alegría, porque él estaría jugando alrededor de la casa para siempre.
Sus expresiones eran colectivas y danzaban al son de los tambores.