Villar (1990) afirma que el currículo debe tener en cuenta tres aspectos básicos: la incertidumbre de la acción educativa, la comunicación que se dé entre los participantes en esta y las determinaciones éticas y políticas de ella; de tal forma que se plasma en un “propósito educativo”.
Para Díaz Barriga (2003), más que el currículo, “la disciplina curricular”, para este autor los conceptos de eficiencia y educación para el empleo terminaron orientando los fines de la educación y reemplazaron las finalidades de una visión humanista de educación de origen kantiano, y aparecen entonces esloganes como “educación para la democracia” y “educar para el empleo”.
según Alviárez, Moy K. “[…] contar con una serie de competencias básicas, generales y específicas, que sirven tanto para actuar en ambientes de trabajo con menor grado de control y más situaciones imprevistas que deben resolverse sobre la marcha, como para ‘navegar’ en un mercado de trabajo difícil y competitivo” (2009, p. 207)
Para Magendzo (2002), la concepción sobre currículo se explica desde la teoría curricular misma, desde lo que se considere socialmente valioso de este y la vinculación que tenga con la vida,
Para el Programa1 –a pesar de que la disciplina matemática sea considerada algo totalmente objetivo–, en concordancia con Giroux, “[…] el conocimiento no puede continuar siendo visto [solo] como algo objetivo, sino que ha de comprenderse como parte de las relaciones de poder que, además del poder mismo, producen a quienes se benefician de él”
Para Pires, el currículo se toma, en la mayoría de los casos, como “producto de consumo”, ante lo cual el papel del docente es solo el de un técnico, el de un operario que transcribe contenidos; en otros casos, a lo más, el currículo se asume “como práctica”, en donde el docente intenta de la mejor manera hacer que “el estudiante aprenda”; pero no hay diálogo, no hay reflexión, sigue habiendo solo consumo, posiblemente más eficiente.
Así, el currículo en el Programa se asume como una praxis problematizadora sobre las temáticas de estudio, no solo en los contenidos, sino en toda la función que cumple un docente.