Nuestros corazones pueden estar heridos cuando nos sentimos abrumados/abrumadas por el miedo intenso, la impotencia o el horror (Salmo 109, 22). A esto le llamamos trauma. Puede pasar al enfrentar la muerte, una herida grave, una violación u otra clase de abuso sexual. Nuestros corazones tambien pueden herirse al escuchar la mala experiencia de otra persona, mucho más si esa persona es un familiar cercano o amigo.