Cultura Clasica

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Apolo, dios de la belleza, de la música, de los arqueros, de la profecía y de la luz, estaba burlándose de Eros (Cupido, hijo de Venus) jugando con un arco y unas flechas.

              Apolo y Dafne: El Mito

El irascible Eros, enfurecido por la broma, cogió dos flechas; una de oro y otra de plomo. La de oro incitaba el amor y la de plomo el odio. La flecha de oro se la lanzó a Apolo, así pues este quedaría perdido de amor, y a Dafne (la bella ninfa) le lanzó la flecha de plomo, creando así un odio por Apolo irreversible.

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              Cupido y su maldición

En el pasado Dafne había rechazado a muchos amantes, porque para entonces había elegido la caza. Su padre Peneo, le pidió que contrajera matrimonio para así darle nietos, pero Dafne quería ser soltera para siempre.

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                  La Dafne de antes

Apolo persigió sin descanso a Dafne mientras ella corría para alejarse de él. Los dioses vieron la escena y ayudaron a Apolo para que la alcanzara.  En vista de que Apolo la tocara, Dafne invocó a su padre del río. 

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                 La mágica escena

 De repente, su piel se convirtió en corteza de árbol, su cabello en hojas y sus brazos en ramas. Ya no podía correr. Apolo abrazó las ramas, pero incluso éstas se redujeron y contrajeron. Como ya no la podía tomar como esposa, le prometió que la amaría eternamente como su árbol y que sus ramas coronarían las cabezas de los héroes. Apolo empleó sus poderes de eterna juventud e inmortalidad para que siempre estuviera verde.

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