El año nuevo se festejaba en casi todo el mundo el 21 de marzo, en coincidencia con el equinoccio de Primavera boreal, lo que demuestra que empezarlo el 1 de enero es una costumbre bastante novedosa. Festejar el año nuevo el 21 de marzo tenía sus razones: la estación de los brotes recuerda el inicio de un nuevo ciclo, el comienzo de la nueva vida tras el guadañazo del invierno. Pero en 1582, al reemplazar el calendario juliano por el que hoy rige y lleva su nombre, el papa Gregorio XIII determinó que el año comenzara el 1 de enero, supuesto día de la circuncisión de Jesús.
Durante miles de años, había habido coincidencia en el mundo en festejar el año nuevo el 21 de marzo, excepción hecha de algunos pocos pueblos, entre ellos, el judío, el chino, el musulmán y los originarios de Sudamérica. Los judíos lo festejan en una fecha variable entre septiembre y octubre, siempre próxima al equinoccio de primavera en el Sur: su Rosh Hashaná (cabeza de año) ocurre entre el 1 y el 2 de Tishri, primer mes del calendario hebreo, día en que según la tradición fue creado Adán, "cabeza" de la especie humana. En 2008, los judíos recibieron el año nuevo 5769, entre los atardeceres del 29 de septiembre y del 1 de octubre.Los chinos festejan el suyo cuando se forma la primera Luna Nueva en el signo de Acuario, entre fines de enero y mediados de febrero
Cuando ambos equinoccios se producen, la duración de los días y las noches se iguala en todo el mundo -la partícula "equi" significa igual- y pasan a durar 12 horas exactas. De allí en más, debido al corrimiento aparente del Sol (desde la óptica terrestre) hacia el Norte, donde comienza la primavera, la duración del día se alargará hasta el solsticio de verano; y a la inversa, en el Sur, donde comienza el otoño, se acortará hasta la llegada del invierno. En igual fecha comienza también el año astrológico: entre el 20 y 21 de marzo el Sol "toca" el cero grado de Aries (o punto vernal) primer signo del zodíaco, para luego ir avanzando, cada treinta días, sobre cada uno de los restantes once signos.
Esta fecha no es casual: astronómicamente, el año comienza el 21 marzo con el equinoccio de Primavera en el hemisferio Norte, estación en la que la vida renace y los frutos se multiplican; o si se prefiere, en lenguaje astrológico, cuando el Sol alcanza el cero grado del signo de Aries, primero del zodíaco.
Los bailes son visualmente fascinantes, no sólo por su antigüedad sino también por los vistosos trajes folklóricos empleados, a base de tejidos con bordados de mil colores y tocados de plumas de quetzal. En ese sentido resultan muy espectaculares los que se llevan a cabo en el Zócalo de la capital, con participación de múltiples grupos que portan dieciocho estandartes, cada uno de ellos con el glifo que representa el mes de veinte días que formaba el año, agrupándose éstos en ciclos de cincuenta y dos