Aunque el Yancuic Xihuil es el día 12, o sea, nueve días antes del equinoccio de primavera, los fastos propiamente dichos tienen lugar esa madrugada, es decir, lanoche del 11, tal cual ocurre con nuestra Nochevieja. consisten en una serie de cánticos ceremoniales y danzas a ritmo de tambores durante los cuales se ofrendan semillas y se encienden velas de ocote. El ocote u ocótl es una conífera (Pinus montezumae) típica de América Central que produce una resina fácilmente inflamable y muy aromática.
Los bailes son visualmente fascinantes, no sólo por su antigüedad sino también por los vistosos trajes folklóricos empleados, a base de tejidos con bordados de mil colores y tocados de plumas de quetzal. En ese sentido resultan muy espectaculares los que se llevan a cabo en el Zócalo de la capital, con participación de múltiples grupos que portan dieciocho estandartes, cada uno de ellos con el glifo que representa el mes de veinte días que formaba el año, agrupándose éstos en ciclos de cincuenta y dos.
Al término de los actos se quema la bandera que representa al año terminado y se sahúma a sus sustituto. Luego, los concurrentes saludan la entrada en el nuevo período haciendo sonar caracolas, como hacían los aztecas hace siglos, y se procede a las libaciones de pulque o algún licor sacado del magüey, esa especie de cacto de la que antaño se sacaban tantos productos. Luego llega la aportación más reciente, con el lanzamiento de fuegos artificiales.
Todo ello va acompañado de un revival nahuátl paralelo, con poesía, juegos, gastronomía con recetas de época, ilustración de códices, con la finalidad de no olvidar el legado cultural de aquella civilización.