Hoy día en casi el 90 % de las profesiones se necesita hablar en público. No sólo los políticos o grandes directivos deben dominar la Oratoria, sino que vendedores, personal sanitario, profesores, periodistas, directivos y mandos intermedios de empresas, estudiantes, etc. se han visto en la situación de tener que defender un proyecto, presentar un producto, motivar a un aula… en definitiva, ser creíbles y seducir a una audiencia.
Todos ellos necesitan formarse en Oratoria.
Hablar en público forma parte de nuestra vida cotidiana. Con frecuencia utilizamos la palabra para conseguir nuestros objetivos en los ámbitos más diversos y, en consecuencia, diseñamos discursos con objeto de persuadir a nuestros destinatarios. Así, cuando nos comunicamos con un público interactuamos con una multitud de oyentes y hemos de percibir todas las características de nuestro auditorio para conformar un discurso eficaz y coherente. Es más, esa multitud de oyentes no siempre responde de inmediato ante nuestra intervención oral, esto es, ninguno nos va a interrumpir para manifestarnos su acuerdo o desacuerdo, su satisfacción, desagrado o indiferencia por lo que estamos contando. Todo esto nos obliga a despertar el máximo interés posible a un grupo de personas de las que no sabemos casi nada de su interés individual.
INTRODUCCIÓN
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El orador en público carga con casi toda la responsabilidad de la situación, condicionando aspectos como el tema, el mayor o menor atractivo de la sala, el tiempo de que dispone, el estado de ánimo del público, etc. Se trata de una aglutinación de circunstancias, a veces adversas, que este tendrá que solventar para conseguir el mejor efecto sobre sus oyentes.De tal modo, el orador se convierte en protagonista, exponiéndose a casi todos los riesgos y teniendo que emplear todas las técnicas de la persuasión.El lenguaje se convierte en el principal instrumento de la mayoría de las profesiones: educadores, publicistas, políticos, juristas, predicadores, filósofos, artistas, poetas, médicos, etc. Todo ello explica el interés suscitado en las últimas décadas por el conocimiento de las técnicas más adecuadas para dominar la palabra y utilizarla con fines persuasivos.La enorme densidad de información que se halla a nuestro alcance no sirve para nada si no se sabe manejar y aprovechar según las necesidades concretas de cada profesional.
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Hablar en público es algo más que pronunciar un discurso en voz alta. En la oratoria se pone de manifiesto toda la personalidad del orador -sus actitudes, sus traumas personales, sus conocimientos y sus ignorancias-. El orador, con su discurso, con sus expresiones y con sus gestos, con su seguridad o con sus vacilaciones, descubre sus cualidades y sus defectos, y pone en juego múltiples mecanismos y diversas habilidades. el escenario, el micrófono, son plataformas que elevan la altura del cuerpo y son pantallas que aumentan el volumen de la voz; son instrumentos de expresión y de comunicación, y constituyen, al mismo tiempo, símbolos de poderHERNÁNDEZ GUERRERO - GARCÍA TEJERA