Cuatro caminos: Condiciones de cursado en las universidades argentinas

El poeta Robert Frost hablaba de caminos poco transitados. Y una de las cosas más lindas que ofrecen las universidades públicas en la Argentina (y también algunas privadas) son cuatro caminos que se abren ante tus ojos al empezar cada una de las asignaturas. ¿Cuál de estos caminos debo tomar? ¿Debo hacerle caso a Robert Frost, y tomar el menos transitado? ¿O debo seguir a las multitudes por el más obvio?

La respuesta solo está en vos. Algunas personas seguirán el camino menos transitado, trazado apenas por unos pocos valientes pasos, y perderán el rumbo. Otras inventarán un recorrido dentro de él y llegarán victoriosos a la meta. Algunos tomarán el camino que todos toman, y se asfixiarán entre la multitud. Otros caminarán al lado de sus pares y cooperarán para llegar al tan ansiado objetivo.

Todo esto va a simple modo de metáfora, ya que, no importa el camino que elijas, siempre estará la posibilidad de interactuar con tus pares, así como siempre existe la posibilidad de embarcarse en un fascinante viaje solitario hacia el mundo del conocimiento. Pero es cierto que el régimen de cursado elegido es una decisión profundamente personal, que no tiene por qué ser la misma en cada año y en cada asignatura. Desde el principio he elogiado este aspecto de las universidades argentinas porque es una forma por la cual los estudiantes pueden inventarse y reinventarse, es una forma en la que pueden adueñarse de su experiencia educativa y adaptarla a sus necesidades personales.

Aún hoy recuerdo hablar con mis padres y abuelos sobre el mundo desconocido que se imponía, invisible aún, ante mí. Y mencionaban palabras como promocional, regular, libre, y yo no entendía nada. La felicidad (y también la ansiedad) que me producía el cambio que se avecinaba me tapaba los oídos y no me dejaba escuchar las explicaciones, las definiciones de estos nuevos términos. Al momento de cursar, algunos universitarios noveles se ven paralizados ante las opciones. “¿Qué debo elegir?” se preguntan. “¡¿Y qué pasa si me equivoco?!”, se desesperan.

La información, en ocasiones, es un buen calmante. Y a veces es todo lo contrario. Pero yo creo que en este asunto particular, ayuda. Sin embargo, la palabra clave aquí es “ayudar”: Conocer esta información te ayudará a tomar una decisión informada, pero el simple hecho de conocerla no va a hacer que automáticamente tomes una decisión. Cada uno conoce su propia situación mejor que nadie, y más importante: Cada uno conoce su propio modo de ser mejor que nadie. Cada uno tiene intereses dentro de la carrera muy particulares, capacidades diferentes y modos de aprender diversos, y todo esto debería influir a la hora de tomar la decisión.

Sin más preámbulos, les presento los cuatro regímenes o condiciones de cursado en las universidades Argentinas.

Las 4 Condiciones de Cursado en las Universidades Argentinas

#1 Promocional

Si tenemos que comparar esta condición a un camino, podría decirse que es el más corto (después de todo, solo dura lo que dura el cursado), pero también el más vertiginoso.

Está lleno de “obstáculos”, algunos pequeños y otros medianos. Si tuviéramos que definirlo con una metáfora más abstracta, la metáfora sería la del verano, la de una playa idílica y vos disfrutando del sol y la arena, porque ya no tienes que preocuparte más por esta clase una vez que acaba el cursado.

La promoción exige la asistencia al 80% de las clases, y realizar una serie de trabajos prácticos y parciales. Los parciales suelen ser dos y los trabajos prácticos cuatro o cinco, aunque esto puede variar. El promedio de todas las notas tiene que ser de 7 (siete) o superior. Además, es también requisito en algunos casos presentarse a un coloquio (examen oral) a fin de año. Este coloquio, si lo hay, suele tener una fecha fija ubicada justo al terminar el año (en ese respecto se diferencia a los finales de los regulares, que se ubican en diversos turnos y le dan más libertad al estudiante de presentarse al que desee). Aunque también son muchos los casos que no incluyen este coloquio. Estos casos se conocen como promociones directas.

No es posible, en la mayoría de las universidades argentinas, hacer cada una de las materias como promocional. Solo suele ser el caso con unas cuantas materias por año. Es recomendable que te inscribas a todas las promociones que puedas, y, en todo caso, las dejas después a favor de la regularidad. La promoción es todo un compromiso porque, durante todo el año lectivo, se espera que tengas un rendimiento estelar, en lugar de en una sola instancia final. Aunque también es cierto que la nota que obtienes en promoción suele estar más acorde a tus conocimientos de la materia, ya que es la única que es el promedio de diversas instancias de evaluación.

#2 Regular

El camino de la condición regular es un tanto más largo que el de la promocional, pero los obstáculos están mejor distribuidos en dos (o tres) medianos y uno grande al final.

Una metáfora más abstracta sería la de la simetría: Por medio de la regularidad, el trabajo que tienes que hacer para la materia está bien espaciado durante todo el año.

Si decides cursar como regular, tendrás que rendir una serie de parciales (suelen ser dos o tres) y aprobarlos al menos con la nota mínima, que es 4 (cuatro), y luego tendrás que realizar un examen final en cualquier momento del período que dure la regularidad.

En mi facultad, la regularidad dura dos años y medio. Si la asistencia es obligatoria o no es algo que cambia mucho de facultad en facultad, en algunos casos debes asistir a la mayoría de las clases y, en otros, son optativas. Tu nota final estará exclusivamente determinada por lo que te saques en el final.

Dentro de la regularidad, existe, en casos contados, algo que se llama promoción indirecta. Suele ser un trabajo no obligatorio que los alumnos pueden hacer para no tener que hacer una parte entera del final. Por ejemplo, en mi examen de Lengua Inglesa III, no tuve que escribir un ensayo porque había aprobado el trabajo escrito llamado Writing Project que nos piden durante el año. De cualquier modo, no te enterarás de esta opción hasta que empieces el año.

#3 Libre

El camino de la condición libre es largo (o quizás muy corto), pero todo camino de la condición libre tiene una enorme montaña al final. Una metáfora más abstracta sería la del pájaro que vuela libre hasta que se desata una tormenta, y, ahora, tiene que confiar en sus propias alas para sobrevivir.

Para el alumno libre no es obligatorio asistir a clases ni aprobar otro examen que no sea el propio final. Sin embargo, el final de libre suele ser más largo que el de regular, y en la mayoría de los casos involucra una parte oral y una parte escrita. El alumno libre debe aprobar este final con una nota mínima de 4 (cuatro) para desembarazarse de la materia.

La condición libre es territorio de muchísimos tipos de personas. Están quienes tratan de adelantarse en la carrera. Están aquellos que han fallado en uno o dos de los regímenes anteriores y se ven ahora aquí parados. Están aquellos que por algún motivo (distancia, problemas personales) no pueden asistir a muchas de las clases ni tener obligaciones como alumno promocional o regular, pero aún así no quieren privarse de un título universitario.

En realidad, “todos somos libres hasta que se pruebe lo contrario”, como dice un profesor que solía tener. Si quieres rendir una materia como libre, lo primero que debes hacer es aprenderte el programa vigente, ya que tu examen será en base a ese programa, y luego cubrir con la bibliografía correspondiente cada uno de los temas. Es una buena idea asistir a la mayor cantidad de clases posibles, o tratar de hacerse con las notas de alguien que lo haya hecho.

# 4 Condicional

Te encuentras justo al medio de un arduo camino, quizás muy cerca del final, y puedes ver que, más adelante, se vuelven a abrir otros tres nuevos caminos. Sin embargo, hay una puerta que no te permite avanzar hacia este nuevo recorrido. Un animal mitológico (quizás en la forma de secretaria o de alguien del centro de estudiantes) te promete que, si superas los últimos obstáculos en los que te ves involucrado en el camino que ahora transitas, abrirá la puerta para vos y podrás elegir un nuevo camino sin que sea necesario que la Tierra dé una vuelta completa alrededor del sol ni que te vayas por el camino Libre por default.

Esta es una condición que pocos conocen. Solo suele ser una opción en los últimos años de la carrera, cuando los turnos de examen especiales de mayo y septiembre están disponibles para vos. Consiste en que, si aún hay un final del año anterior para aprobar y poder hacer alguna materia del año siguiente, y planeas aprobar este final en uno de los turnos especiales de mayo o septiembre, una vez aprobado, pueden inscribirte como alumno regular en circunstancias especiales en la materia o materias que siguen.

Al menos en mi facultad, no es necesario que te inscribas como alumno condicional en el sistema, directamente asistes como oyente a las clases en la que sos condicional, y, una vez aprobado el final de la materia que te traba el camino en alguno de los turnos especiales, te inscriben como alumno regular (o, en algunos pocos casos, como promocional) de la materia siguiente.

NOTA: Escribo desde mi experiencia en la Facultad de Lenguas de la Universidad Nacional de Córdoba. Especialmente en los detalles puede haber cambios, incluso dentro de una misma universidad.

La Autora: Virginia Castiglione

Virginia Castiglione es escritora, lectora, feminista y estudiante universitaria, más o menos en ese orden. Es estudiante del Traductorado Público Nacional de Inglés y la Licenciatura en Lengua y Literatura Inglesas en la Universidad Nacional de Córdoba. Escribe tanto en castellano como en inglés. Ha escrito para ThoughtCatalog y SerUniversitario.com.ar. La puedes encontrar en su cuenta de Twitter @WithLoveVir o en su blog homónimo, Virginia Castiglione.

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