En su origen, Zeus es el gran dios celeste, el que dominaba en lo alto. Suele asentarse en las cumbres
montañosas y es la divinidad suprema: es indiscutiblemente el primero de los dioses en poderío y
saber. Por encima de todos los demás ejerce su función de «Padre», protector de dioses y hombres. Le
pertenece, por conquista y por su dignidad, la soberanía del cielo, que obtuvo tras el reparto de
dominios con sus hermanos Poseidón y Hades. Es el que maneja el rayo, arma decisiva que para él
forjaron los cíclopes. Su animal emblemático es el águila soberana y solitaria. No es un dios de la
fuerza bruta, sino un monarca providente, que escucha a sus súbditos, dirime los conflictos e impone
sus designios de eterno cumplimiento. Es el dios de la justicia. En Creta situaba el mito el lugar de su
nacimiento. Allí lo había ocultado su madre Rea, escondiéndolo en una caverna del monte Dicte, para
que no se lo comiera su padre, el insaciable Crono, que devoraba a sus hijos según iban naciendo
Poseidón, Dios del mar
Es, en efecto, el que provoca los terremotos, el señor de los seísmos. Ya Homero cuenta cómo los tres
hijos de Crono se repartieron el poder: a Zeus le tocó el cielo, a Poseidón el mar y a Hades el mundo
subterráneo de los muertos. Es, en la épica y en la época clásica, el dios del mar y habita en sus
profundidades, junto a su esposa, Anfitrite. En su figura se parece a Zeus. Su arma no es el rayo, sino
el tridente, con el que revuelve las aguas en las tormentas y sacude y golpea la Como señor de las
aguas es también una divinidad asociada a la fecundidad y a la creación de las fuentes, surgidas por
su intervención. A él se le consagra el caballo, engendrado por el propio dios, según un relato mítico.
Poseidón recibe culto en muchos lugares marineros, y en especial en Corinto, ciudad que extiende su
dominio por tierra. ambos mares.
Hades, Dios del infierno
El nombre parece evocar lo «invisible» ya en su misma etimología. En el reparto entre los hijos de
Crono, a él le tocó el reino de los muertos, el ámbito subterráneo de las sombras. Se le respeta, pero
no se le rinde culto de ordinario. Es aborrecible a los demás dioses. Le acompaña en su trono
subterráneo Perséfone, su esposa, la hija de Deméter , a quien raptó. Entre sus epítetos está el de
Plydégmon, «el muy acogedor», y el de Plutón, en relación con «la riqueza», ploutos.
Hera, Diosa de la Familia
Su nombre indica «la que está en sazón», «madura para el matrimonio». Es la «venerable esposa de
Zeus». Es la única diosa que se sienta al lado de él en el trono, presidiendo la reunión de los dioses.
Como tal, Hera no tiene otros amores ni aventuras terrenas. Renueva su madurez mediante un baño
mágico y con la ayuda de Afrodita sigue atrayendo a Zeus. Pero según otros relatos míticos, Hera es
también la esposa celosa, irritada por los amoríos y aventuras de Zeus, y disputa a veces con su
divino esposo, como cuenta La Ilíada, en más de una ocasión. En esos arrebatos abandona el hogar
celeste y llega a engendrar por sí sola, para vengarse, al monstruoso Tifón y, según una versión
antigua, a Hefesto, el dios cojo, que guarda una ambigua relación con su madre. Del matrimonio con
Zeus tiene algunos hijos: Ares, Hefesto, Hebe e Ilitía. Ares es un dios torpe que sólo despliega su valor
en la guerra; Hefesto está loco y es engañado por su esposa Afrodita; y Hebe e Ilitía son figuras un tan
Deméter, diosa de la agricultura
Es una divinidad de la tierra cultivada, diosa de los trigales y de los campos fértiles. Es esencialmente
la diosa de los cereales, y especialmente del trigo. Pero también de la cebada, y otros productos de la
siembra y cosecha. Es hija de Crono y Rea. Hermana de Zeus, por tanto, de quien concibió a su hija
Perséfone. Ésta fue raptada por Hades, su tío, el poderoso y tenebroso Señor de los muertos. Por ello
pasa un tiempo con su madre en el Olimpo y otra parte del año –un tercio- junto a su esposo, como
reina de aquel ámbito sombrío. Los meses que Perséfone pasa en el mundo subterráneo son los de
invierno. Cuando resurge en primavera, todo florece, manifestando la alegría de su madre. El mito
corresponde bien al ciclo vegetativo anual.
Atenea, diosa de la sabiduría
La diosa surgió de la cabeza de Zeus, en un parto prodigioso. Nació hermosa y joven y revestida con
armadura. Su nacimiento maravilloso es un rasgo decisivo de la caracterización de Atenea, firmemente
unida a Zeus como hija predilecta del Altísimo. Era una diosa guerrera, como se destaca en su
vestimenta, armada con la coraza y blandiendo la lanza y la égida, su terrorífico manto forrado de piel
de cabra; sobre el pecho lleva la cabeza de la Gorgona, símbolo del espanto, y sus ojos emiten un
terrible fulgor. El ave nocturna, de grandes ojos y expresión meditativa, es su símbolo. Al no haber
nacido del vientre de una mujer sino de la cabeza de su padre, Atenea aparece distanciada de lo
femenino. Por su afición a las armas está del lado de los guerreros y es compañera de los héroes. Como
diosa de la inteligencia constructora, es la patrona de los artesanos. Construyó el primer carro, cooperó
en la fabricación del caballo de Troya, y en la construcción de la primera nave, y en la mític
Dionisio, dios del vino
Es el único dios que nació de una mortal. Es el dios del vino y de la vid; el del entusiasmo y el éxtasis, de
la máscara y el tropel orgiástico. No protege la familia ni la comunidad cívica, sino el grupo de fieles que
van a festejarlo en correrías y danzas por los montes. Inspira el frenesí, es el “liberador” de los vínculos
sociales; invita a la fiesta, pero sus ritos son peculiares. Lleva un atuendo característico: ciñe sus sienes
una corona de yedra, lleva sobre sus hombros una piel moteada de corzo y en sus manos empuña un
tirso, el bastón ornado de yedra. Por otra parte, Dioniso, el dios de la vegetación, es una divinidad que
muere y renace.
Hermes, dios del comercio
Es, sin duda, un dios muy antiguo, integrado en la familia olímpica como hijo de Zeus y de la ninfa Maya,
que lo dio a luz en el monte de Cilene en Arcadia. Se trata de un dios de los caminos, peregrino y ligero,
astuto en el trato, dotado de una singular habilidad para el engaño y el robo. Su representación más
normal es la del montón de piedras, en torno a un palo enhiesto. Lleva sandalias aladas, un gorro de
viaje, y en la mano empuña el bastón del mensajero, que también es varita mágica. Ya en Homero,
Hermes figura como el mensajero de los dioses, encargado de misiones difíciles en remotos parajes.
Capaz de franquear todos los caminos, raudo viajero, señor de las encrucijadas, es un hábil
embaucador. No sólo se le atribuye el invento de la lira, sino también el de la flauta, instrumento
pastoril de música campesina.
Afrodita, diosa del amor
La diosa del amor es una divinidad cuyo nombre no aparece en las tablillas micénicas. Su culto original
se encontraba en Fenicia, en el santuario de Ascalón, de donde los fenicios lo habrían llevado hasta
Citera y Pafos (Chipre). Desde la época de Homero y Hesíodo lleva los sobrenombres de Cipria (Kypris) y
«nacida en Chipre» (Kyprogéneia), recordando esa procedencia. La diosa surgió recién nacida de las olas
marinas ante la isla de Citera y luego llegó a su santuario famoso en Pafos de Chipre. Destaca por su
espléndida belleza, sus gracias y encantos. Afrodita simboliza la fuerza de la pasión y el deleite del amor,
el atractivo de la belleza y el hechizo de su posesión. Es suave y seductora por excelencia, la acompañan
las Gracias y la irresistible Persuasión. Es la diosa «amiga de las sonrisas», de las flores y de los jardines,
resplandeciente con su corona y sus collares de oro, que extiende su poder sobre todas las criaturas,
invitándolas a emparejarse y realizar las gratas tareas
Ares, dios de la guerra
Nacida en Delos, en el famoso parto de Leto, comparte con su hermano Apolo algunas características.
Se parece a él en su aspecto, como ágil y esbelta diosa rubia, de larga cabellera, cazadora armada de un
espléndido arco. La hija de Zeus y Leto es una joven que mantiene su doncellez como un privilegio
otorgado por su padre. Como divinidad casta, es protectora de las muchachas en la pubertad y en
algunos lances decisivos de su vida. De ahí que se la invoque en las ceremonias de la boda y también en
los partos, para que acuda a favor de la joven esposa o próxima madre.
Artemisa, diosa de la casa
Es el dios de la guerra, que personifica el furor bélico. Su nombre se emplea como sinónimo de éste:
Ares es furia guerrera y ardor combativo. Es hijo legítimo de Zeus y Hera. Aunque estaba considerado
como un dios poderoso, no tenía muchos lugares de culto. Sus desdichas eran una muestra de los daños
y heridas de la brutalidad guerrera.
Apolo, dios de la bellesa
Es hijo de Zeus y de Leto, que le dio a luz junto a su hermana Artemis en la isla de Delos, una isla santa
desde que se ofreció como asilo para ese parto de la amada de Zeus, a la que perseguían los rencores de
Hera. Allí, pues, junto a la palmera sagrada, nacieron los dos dioses: Apolo y Artemis. Ambos comparten
la afición al arco y a las flechas. Apolo no es un dios cazador. Sus flechas causan la enfermedad cuando
él hiere de lejos con tino perfecto. El arco es un símbolo de su poder distante, pero certero, silencioso.
Apolo es un dios que camina a grandes zancadas y se aparece en lugares diversos. Es el patrón de las
colonizaciones a lo largo del Mediterráneo. Su santuario más famoso es el de Delfos, el ombligo del
mundo, según la antigua creencia.
Hestia, diosa del hogar
Diosa del hogar , hija de Crono y Rea, hermana de Zeus y Hera, de Poseidón y Deméter y de Hades. Diosa
que permanece virgen, sin aventuras, ligada al interior de la casa, protectora de la familia, se identifica
con el fuego hogareño. Hestia es el nombre del «hogar» común.
Hefesto, dios del fuego
Es el dios de la fragua y el fuego artesano. T rabaja moldeando los metales, fabrica espléndidas armas
de bronce, pero también otros objetos con su arte maravilloso. Es el patrón de la metalurgia y los
artesanos que a ella se dedican. Aunque la versión mítica lo presenta como hijo de Zeus y de Hera,
según otra es sólo hijo de la esposa de Zeus, quien, irritada con él, se había retirado y había
engendrado al dios por su cuenta, lo mismo que Zeus había engendrado aparte a Atenea. Pero,
queriendo desembarazarse de Hefesto, lo había arrojado desde lo alto y el dios había caído en
Lemnos, rompiéndose una pierna. Eso explicaría su cojera. La cojera y ese andar evoca el movimiento
turbulento del fuego y las figuras deformes de otros dioses herreros. El trabajo de la fragua es
apropiado para alguien que no anda demasiado bien. Su esposa es, según La Odisea, Afrodita. Según
La Ilíada, Caris, personificación divina de la Gracia. Presta buenos servicios, ayuda a fabricar a Pandora
o a encadenar