Los conceptos de
“comunidad” y“sociedad”
de Ferdinand Tönnies
habría sido el primero en plantear la
noción de comunidad desde un
abordaje que él no duda en llamar
“científico”. Si bien en la Alemania
de mediados y fines del siglo XIX la
palabra “comunidad” era de uso
corriente en el discurso
filosófico-social
subraya desde el comienzo el “sentido
sociológico” (soziologische Sinn) que conviene
tener presente en la consideración de “las
relaciones y uniones humanas” (1947: 24)
SOCIEDAD
(Gesellschaft)
sociedad es lo nuevo,
es sólo una vida en
común pasajera y
aparente como
agregado y artefacto
mecánico
COMUNIDAD
(Gemeinschaft)
comunidad es lo antiguo,
es la vida en común,
duradera y auténtica.
Ademas debe ser
entendida a modo de
organismo vivo
EL SUJETO DE LA COMUNIDAD
Y DE LA SOCIEDAD: UN
TRATAMIENTO DESDE LA
PSICOLOGÍA POLÍTICA
Max Weber Para Weber (1922) el
concepto de relaciones sociales
caracteriza ambas nociones.
sociedad la actitud de
los actores en la
acción social se basa
en una “compensación
de intereses” por
motivos racionales;
en la comunidad la
actitud se apoya en el
“sentimiento subjetivo”
de los integrantes de
constituir un todo.
define la acción
social como
una acción en
donde el
sentido
conocido por el
sujeto que la
realiza, o los
sujetos, esta
referido a la
conducta de
otros, y de
esta manera
orientándose
por ésta en su
desarrollo.
Emile Durkheim
por su lado, plantea en su
tesis doctoral “La división del
trabajo social” el pasaje de
la solidaridad mecánica a
una denominada solidaridad
orgánica, como característica
para distinguir una sociedad
de poco desarrollo
tradicional a una moderna lo
que coincide con la noción de
comunidad y sociedad (en
sentido riguroso) que,
tomando a Weber, venimos
analizando
Sigmund Freud
el concepto de masa resulta,
entonces, solidario con el concepto de
comunidad de Max Weber, en tanto
predomina el sentimiento de los
individuos que la componen de
constituir un todo y sobre la base de
ese sentimiento la acción está recí-
procamente referida.
Bauman, identidad y comunidad
Para el autor el proceso de la
individualización, aparejado a la
modernidad, no es otra cosa que
la consecuencia de la liberación
humana de sus destinos sociales
y confrontarse con la tarea ardua
y solitaria de construirse otra
identidad humana con las
responsabilidades y consecuencias
de su realización
Berger y Kellner en Un mundo sin hogar
(1979), para quienes la identidad deja de
ser un hecho dado objetiva y
subjetivamente y pasa a ser un
proyecto difícil, inacabado, en crisis
permanente por las fuerzas que
presionan sobre él a ritmos
globalizados.