La historia de la química abarca un periodo de tiempo
muy amplio, que va desde la prehistoria hasta el presente,
y está ligada al desarrollo cultural del hombre y su
conocimiento de la naturaleza. Las civilizaciones antiguas
ya usaban tecnologías que demostraban su conocimiento
de las transformaciones de la materia, y algunas servirían
de base a los primeros estudios de la química.
Entre ellas se cuentan la extracción de
los metales de sus menas, la elaboración
de aleaciones como el bronce, la
fabricación de cerámica, esmaltes y
vidrio, las fermentaciones de la cerveza y
del vino, la extracción de sustancias de
las plantas para usarlas como medicinas
o perfumes y la transformación de las
grasas en jabón.
Ni la filosofía ni la alquimia, la protociencia química, fueron
capaces de explicar verazmente la naturaleza de la materia y
sus transformaciones. Sin embargo, a base de realizar
experimentos y registrar sus resultados los alquimistas
establecieron los cimientos para la química moderna.
El punto de inflexión hacia la química
moderna se produjo en 1661 con la
obra de Robert Boyle, The Sceptical
Chymist: or Chymico-Physical Doubts &
Paradoxes (El químico escéptico: o las
dudas y paradojas quimio-físicas),
donde se separa claramente la química
de la alquimia, abogando por la
introducción del método científico en
los experimentos químicos.
Se considera que la
química alcanzó el rango
de ciencia de pleno
derecho con las
investigaciones de
Antoine Lavoisier, en las
que basó su ley de
conservación de la
materia, entre otros
descubrimientos que
asentaron los pilares
fundamentales de la
química.
A partir del siglo XVIII la química adquiere definitivamente las características de una ciencia experimental moderna. Se
desarrollaron métodos de medición más precisos que permitieron un mejor conocimiento de los fenómenos y se
desterraron creencias no demostradas.
La historia de la química se entrelaza con la historia de la
física, como en la teoría atómica y en particular con la
termodinámica, desde sus inicios con el propio Lavoisier, y
especialmente a través de la obra de Willard Gibbs.
Nota:
Willard Gibbs
Estudió en la Universidad de Yale, donde recibió el primer doctorado en Filosofía otorgado en ingeniería en los Estados Unidos por su tesis titulada "Sobre la forma de los dientes de las ruedas en los engranajes (On the Form of the Teeth of Wheels in Spur Gearing)" en la cual utilizaba métodos geométricos para investigar la optimización del diseño de los engranajes.1En 1886 fue a vivir a Europa, donde permaneció tres años: París, Berlín y Heidelberg. En 1871 fue nombrado profesor de física matemática en la Universidad de Yale. Enfocó su trabajo al estudio de la Termodinámica; y profundizó asimismo la teoría del cálculo vectorial, donde paralelamente a Heaviside opera separando la parte real y la parte vectorial del producto de dos cuaternios puros, con la idea de su empleo en física; en la actualidad es en ambos campos considerado un pionero.
Alquimia
La alquimia (del árabe الخيمياء [al-khīmiyā]) es una
antigua práctica protocientífica y una disciplina
filosófica que combinaba elementos de la química, la
metalurgia, la física y la medicina con la astrología, la
semiología, el misticismo y el espiritualismo.
La alquimia fue practicada en Mesopotamia, el
Antiguo Egipto, Persia, la Antigua Grecia, el
imperio romano, los califatos islámicos
medievales y en la India, China y Europa hasta
el siglo XVIII, por una compleja diversidad de
escuelas y sistemas filosóficos que
abarcaron al menos 2500 años.
La piedra filosofal y el esoterismo
La alquimia se define como la búsqueda
hermética de la piedra filosofal (una
sustancia legendaria capaz de
transmutar los metales en oro o de
otorgar la inmortalidad y la omnisciencia),
cuyo estudio estaba impregnado de
misticismo simbólico y era muy
diferente de la ciencia moderna.
Los alquimistas trabajaban para hacer transformaciones a nivel esotérico (espiritual) y
exotérico (práctico).24 Estos aspectos exotéricos protocientíficos de la alquimia fueron
los que contribuyeron a la evolución de la química en el Egipto greco-romano, la Edad de
Oro del islam y después en Europa.
La alquimia y la química comparten
su interés por la composición y las
propiedades de la materia, y con
anterioridad al siglo XVIII no había
distinción entre ambas disciplinas.
La alquimia aportó a la química la invención y desarrollo de gran
parte del instrumental de laboratorio. Los primeros alquimistas
occidentales, que vivieron en los primeros siglos de nuestra era, ya
inventaron algunos equipamientos y procesos usados
posteriormente por la química
Antecedentes
La primera reacción química de
importancia que controlaron los
humanos fue el fuego
No solo proporcionaba calor y luz para alumbrarse, o servía para despejar los bosques o de
protección contra los animales salvajes, sino que fue la base para el control de otras reacciones
químicas, como las derivadas de la cocción de los alimentos
Durante milenios se consideró
una fuerza misteriosa y mística
capaz de transformar unas
sustancias en otras produciendo
luz y calor. Al igual que se
desconocían las causas del resto
de transformaciones químicas,
como las relacionadas con la
metalurgia, aunque se dominaran
sus técnicas.
Aportaciones
Gracias a la química se han
desarrollado tecnologías más
complejas como la cerámica, la
fabricación de ladrillos, la
metalurgia, el vidrio o la destilación
de perfumes, medicinas y otras
sustancias contenidas en las
plantas.
Metalurgia
El primer metal empleado por los humanos fue el oro que puede encontrarse en forma
nativa, por lo que no necesita transformaciones químicas.
La plata y el cobre también se pueden encontrar en
forma nativa en pequeñas cantidades (además del
estaño y el hierro meteórico que aparecen en
cantidades exiguas) permitiendo un uso limitado de
objetos metalísticos en las culturas antiguas.
Ceramica Y vidrio
Además de la metalurgia el uso del fuego
proporcionó a los humanos otras dos
importantes tecnologías derivadas de
transformaciones físico-químicas, la cerámica
y el vidrio, cuyo desarrollo ha acompañado al
hombre desde la prehistoria hasta el
laboratorio moderno.
Los orígenes de la
cerámica datan del
Neolítico cuando el
hombre descubrió que
los recipientes hechos
de arcilla, cambiaban sus
características
mecánicas e
incrementaban su
resistencia frente al
agua si eran calentados
en el fuego. Para
controlar mejor el
proceso se desarrollaron
diferentes tipos de
hornos, y cada cultura
desarrolló sus propias
técnicas y formas.
En Egipto se descubrió que recubriendo la superficie con mezclas de determinados
minerales (sobre todo mezclas basadas en el feldespato y la galena) la cerámica se
cubría con una capa muy dura, menos porosa y brillante, el esmalte, cuyo color se podía
cambiar añadiendo pequeñas cantidades de otros minerales o variando las condiciones
de aireación del horno.
Relacionado con el desarrollo de la cerámica, aparece el
desarrollo del vidrio a partir del cuarzo y carbonato de
sodio o carbonato de potasio. Su desarrollo igualmente
empezó en el Antiguo Egipto y fue perfeccionado por los
romanos.
Transformaciones orgánicas de la Antigüedad
Los filósofos intentaron racionalizar por qué las diferentes
sustancias tenían diferentes propiedades (color, dureza, olor...),
estaban en diferentes estados (fluidos o sólidos) y reaccionaban
de diferente manera ante los cambios del medio, por ejemplo
frente al agua, el fuego o al ponerse en contacto con otras
sustancias.
Un aspecto común de todas
ellas era el intento de encontrar
un número reducido de
elementos primarios que se
combinarían entre sí para formar
todas las demás sustancias de
la naturaleza. Solían tratarse de
sustancias conocidas como el
agua, la tierra, la madera o el
aire/viento, y formas de energía
como el fuego o la luz, además
de conceptos abstractos como
el éter o el cielo.
Varias civilizaciones diferentes coincidieron en muchos de
estos conceptos, incluso entre culturas sin contacto, por
ejemplo los filósofos griegos, indios, chinos y mayas
consideraban que el agua, la tierra y el fuego eran
elementos primarios, aunque cada una de estas culturas
incluía uno o dos elementos diferentes más en su
propio listado.
Estas observaciones les impulsaron a postular
las primeras teorías sobre la química y la
naturaleza de la materia. Estas teorías
filosóficas relativas a la química pueden
encontrarse en todas las civilizaciones antiguas.
Teoría Atómica (1808)
Los átomos se combinan para formar moléculas (1811 en adelante)