El enfoque de los sistemas familiares se basa en dos principios fundamentales: que cada subsistema
infl uye en los otros subsistemas de la familia y que un cambio en cualquier miembro de la familia o
subsistema (como la llegada de los padres a la madurez, la pubertad de los adolescentes o la salida
del hogar de los adultos emergentes) da por resultado un periodo de desequilibrio que requiere de
ajustes.
En los países industrializados los adolescentes tienen más
confl ictos con los hermanos que con los otros familiares,
pero la mayoría de los adolescentes tienen con sus
hermanos una relación ocasional de contacto limitado.
Las dos dimensiones principales de los estilos de crianza en que se enfocan los
especialistas son el grado de exigencia y la sensibilidad. Por lo general se ha
encontrado que los padres con autoridad, que combinan un alto grado de exigencia
con una elevada sensibilidad, están relacionados con resultados positivos para los
adolescentes en la cultura mayoritaria estadounidense. Estudios de culturas no
occidentales indican que en esas culturas es más común el estilo de crianza
“tradicional” que combina sensibilidad con una forma más estricta de exigencia.
Según la teoría del apego, los apegos
formados en la infancia son la base de las
relaciones a lo largo de la vida.
La investigación muestra que los confl
ictos entre padres e hijos son mayores
durante la adolescencia temprana y
que muchos padres estadounidenses
experimentan la adolescencia de sus
hijos como un tiempo difícil. Los confl
ictos entre los padres y el adolescente
son menores en las culturas
tradicionales debido a una mayor
interdependencia económica de los
miembros de la familia y a que el
papel del padre mantiene gran
autoridad.
Los adultos emergentes que se mudan de casa tienen
una mayor cercanía emocional con sus padres y
experimentan menos confl ictos con ellos que los que
permanecen en casa. La mayoría de los adultos
emergentes se llevan mejor con sus padres que cuando
eran adolescentes.
La naturaleza de la vida familiar de los adolescentes ha
sido infl uida por profundos cambios sociales ocurridos
en los últimos dos siglos, incluyendo la disminución del
tamaño de la familia, el aumento de la esperanza de
vida y la creciente urbanización.
El divorcio de los padres tiene resultados negativos para los adolescentes, como problemas
conductuales, angustia, problemas en las relaciones íntimas y menor aprovechamiento académico.
Los adolescentes responden de manera
negativa a las segundas nupcias de sus
padres, pero también esto depende en
mucho del proceso familiar, y no sólo de
la estructura familiar.
Para los adolescentes actuales, el hecho de que los dos padres trabajen no tiene que ver con la
mayor parte de los aspectos de su funcionamiento. Sin embargo, algunos estudios han encontrado
efectos negativos para los niños y para los adolescentes en las familias donde ambos padres
trabajan tiempo completo.
Los adolescentes que sufren maltrato físico son
más agresivos que otros jóvenes, más proclives
a caer en conductas delictivas y es más
probable que tengan un mal desempeño en la
escuela.
Es más común que el abuso sexual en las familias ocurra entre las hijas y el padre o padrastro,
quienes por lo general son incompetentes en sus relaciones con adultos. El abuso sexual tiene
diversas consecuencias negativas, en especial en las habilidades de las muchachas para establecer
relaciones emocionales y sexuales íntimas.
Escaparse de la casa es más común entre los adolescentes que han experimentado problemas
familiares como maltrato físico o abuso sexual, muchos confl ictos o alcoholismo de los padres. Los
adolescentes que permanecen fuera de más de una semana o dos corren peligro de sufrir problemas
como ataques físicos, consumo de drogas e intento de suicidio.