La solidaridad confiere particular relieve a la intrínseca sociabilidad de la persona humana, a la
igualdad de todos en dignidad y derechos, al camino común de los hombres y de los pueblos hacia
una unidad cada vez más convencida
Las nuevas relaciones de interdependencia entre hombres y pueblos, que son, de hecho, formas de
solidaridad, deben transformarse en relaciones que tiendan hacia una verdadera y propia solidaridad
ético-social, que es la exigencia moral ínsita en todas las relaciones humana
Como principio social es ordenador de las
instituciones, según el cual las «
estructuras de pecado », que dominan
las relaciones entre las personas y los
pueblos, deben ser superadas y
transformadas en estructuras de
solidaridad, mediante la creación o la
oportuna modificación de leyes, reglas de
mercado, ordenamientos.
La solidaridad se eleva al rango de virtud
social fundamental, ya que se coloca en la
dimensión de la justicia, virtud orientada
por excelencia al bien común, y en « la
entrega por el bien del prójimo, que está
dispuesto a "perderse", en sentido
evangélico, por el otro en lugar de
explotarlo, y a "servirlo" en lugar de
oprimirlo para el propio provecho
SOLIDARIDAD Y CRECIMIENTO COMÚN DE LOS HOMBRES
El término « solidaridad », ampliamente empleado por el Magisterio, expresa en síntesis la exigencia de
reconocer en el conjunto de los vínculos que unen a los hombres y a los grupos sociales entre sí, el
espacio ofrecido a la libertad humana para ocuparse del crecimiento común, compartido por todos.
El principio de solidaridad implica que los hombres de nuestro tiempo cultiven aún más la conciencia
de la deuda que tienen con la sociedad
LA SOLIDARIDAD EN LA VIDA Y EN EL MENSAJE DE JESUCRISTO
La cumbre insuperable de la perspectiva indicada es la vida de Jesús de Nazaret, el Hombre nuevo,
solidario con la humanidad hasta la « muerte de cruz » (Flp 2,8): en Él es posible reconocer el signo
viviente del amor inconmensurable y trascendente del Dios con nosotros, que se hace cargo de las
enfermedades de su pueblo, camina con él, lo salva y lo constituye en la unidad.
Jesús de Nazaret hace resplandecer ante los ojos de todos los hombres el nexo entre solidaridad y
caridad, iluminando todo su significado: « A la luz de la fe, la solidaridad tiende a superarse a sí misma,
al revestirse de las dimensiones específicamente cristianas de gratuidad total, perdón y reconciliación.
LA SOLIDARIDAD COMO PRINCIPIO SOCIAL Y VIRTUD MORAL