Para organizar sus nuevas posesiones,
la Corona creó el Virreinato de Nueva
España en marzo de 1535.
Este tipo de entidad territorial formaba
parte del Imperio español y era
encabezada por un virrey que gobernaba
en representación del rey de España.
El Virreinato de Nueva España llegó a comprender grandes
territorios que incluían el actual sur de Estados Unidos de
América, México, las islas del Caribe, gran parte de
Centroamérica, así como las Filipinas en el continente asiático.
Instituciones se encargaron de administrar y gobernar
el territorio novohispano aparte del virrey.
Rey.
El rey de España constituía la máxima
autoridad de todo el Imperio español. Su
poder era absoluto, pues no tenía ningún
límite legal. Debido a la distancia, el rey
delegaba el gobierno de sus posesiones
ultramarinas en otras personas e instituciones.
Consejo de Indias.
El Real y Supremo Consejo de Indias era la
institución con la máxima jerarquía respecto a
las posesiones americanas, solo por debajo del
rey. Reunía una gran cantidad de atribuciones
ejecutivas, legislativas y judiciales.
Casa de Contratación de Sevilla.
La Casa de Contratación de Sevilla fue una
institución creada por la Corona para
regular todas las transacciones
comerciales efectuadas entre España y sus
posesiones americanas.
Virrey.
El virrey gobernaba en nombre del rey, por lo que era
la máxima autoridad en Nueva España. Se encargaba
de dirigir la política, vigilar la impartición de justicia,
emitir leyes, administrar la economía, asumir el
mando militar y proteger a la religión católica.
Real Audiencia.
La Real Audiencia era el principal tribunal
dedicado a impartir justicia por medio de jueces
denominados "oidores", debido a que
escuchaban las demandas de los habitantes. En
el vasto territorio novohispano hubo hasta cinco
reales audiencias.
Gobernadores y capitanes generales.
Los gobernadores y capitanes generales estaban subordinados
al virrey. Su función principal consistía en administrar y
gobernar las diferentes demarcaciones territoriales de Nueva
España. Las capitanías generales eran dirigidas por un militar.
Corregidores y alcaldes mayores.
Los corregidores y alcaldes mayores eran quienes llevaban el
gobierno y aplicaban justicia en villas, pueblos y pequeñas localidades.
Nueva España.
El nombre de Nueva España se remonta
a los tiempos de los conquistadores.
Se le llamó Nueva España a todo ese amplio territorio
de América Central y del Norte que terminó siendo
dominado por la nación ibérica.
Algunas regiones del territorio mesoamericano guardaban
ciertas similitudes climáticas y geográficas con las de España.
Colonización.
Las localidades se clasificaron en dos grandes
tipos: aquellas que acogían a españoles, mestizos
y negros; y los llamados pueblos de indios, que
fueron creados para congregar a los indígenas.
Los cabildos estaban conformados por los propios
habitantes de la comunidad, quienes participaban del
gobierno mediante diversos cargos, como alcaldes
ordinarios, regidores, alguaciles mayores y procuradores.
Pueblos, villas y ciudades eran administrados localmente mediante
cabildos o ayuntamientos, órganos encargados de administrar los
diferentes aspectos políticos, económicos y sociales de cada localidad.
Las dos localidades contaban con su propia legislación,
cabildo y tierras comunales. Aunque las autoridades
intentaron separar a los nativos de los españoles, ambas
poblaciones terminaron conviviendo de manera cotidiana.
Castas.
Las castas determinaban la jerarquía social en
los virreinatos por la ascendencia o el linaje.
Los españoles y sus hijos nacidos en América (criollos), así como
algunos otros europeos, constituían un sector no muy numeroso,
pero sí el de mayores privilegios sociales y económicos.
Por debajo de los criollos estaban los mestizos, hijos de la unión entre
una persona de origen español y otra de sangre indígena; los indígenas
que sobrevivieron a la drástica disminución de su población; los
africanos que habían llegado a Nueva España para ser empleados como
esclavos; y los asiáticos que se habían radicado en el territorio gracias al
contacto permanente con Oriente a través del océano Pacífico.