La somatización se considera como uno de los más frecuentes y problemáticos fenómenos
que encaran los médicos a nivel de atención primaria. Es un término genérico que incluye un
amplio rango de fenómenos clínicos, una variedad de procesos que conducen al paciente a
buscar ayuda médica por síntomas o malestares del cuerpo los cuales, a veces, aún cuando no
existe evidencia médica de los mismos, el paciente erróneamente lo atribuye a una
enfermedad orgánica (Bass 1990).
El concepto de somatización fue primero usado en el pensamiento psicoanalítico
por Stekel (Kellner 1991) en los comienzos del presente siglo para referirse a un
proceso hipotético en el cual los mecanismos de defensa natural no permiten la
expresión de la ansiedad y, en su lugar, sólo es posible una «expresión visceral»,
impidiendo la manifestación de la ansiedad experimentada conscientemente por
el individuo (Lipowski 1988)
La búsqueda de ayuda médica, la cual resulta de la experiencia de sentirse enfermo, es la fase
última del proceso global de la experiencia subjetiva de la enfermedad. Este proceso comienza con
una percepción de los cambios en las funciones del cuerpo; existe un darse cuenta que algo está
ocurriendo en una forma que no es familiar y que es interpretada de acuerdo al marco de
referencia del funcionamiento individual (Mechanic, Kleinman y Osterweis 1987). En este proceso
cognitivo son interpretados los síntomas del cuerpo y el individuo le atribuye a ellos significados
específicos (McHugh y Vallis 1985).
La magnitud del problema ha sido estimada a
través de estudios de consultas hechas a médicos
en la Atención Primaria. Estos estudios muestran
una fuerte asociación entre somatización y el uso
recurrente de los servicios de salud. En estos
estudios la proporción de pacientes con quejas
somáticas, pero en los cuales no se ha encontrado
causa orgánica alguna se ubican en un rango entre
un 10% a un 30% del total de consultas (Kessel
1960, Bridges y Golberg 1991, Kirmayer y Robbins
1991, Castro 1992)).
Escobar y otros (1987:713) definen al somatizador como un
individuo que repetidamente exhibe importantes quejas
sugiriendo una enfermedad física, pero para las cuales se
carece de una explicación médica.
Kirmayer y Robbins (1991:1) mencionan que somatización es un término usado para
referirse a aquellas situaciones clínicas en las cuales «los pacientes se presentan
clínicamente con síntomas exclusivamente somáticos a pesar de existir a la vez
problemas psicológicos o estrés emocional demostrable». Al respecto se ha
indicado que la somatización implica «formas de patología que tienen implicaciones
psicológicas y psiquiátricas» (Fabrega 1990:653).
-Puede estar presente en sujetos quienes no tienen alguna
enfermedad ni psiquiátrica ni orgánica, pero necesitan somatizar su
estrés emocional como un medio de manifestarlo y demandando
apoyo al mismo.
-La somatización esta presente en el caso de una evidente enfermedad orgánica.
Este término es aplicado cuando el paciente tiene una enfermedad orgánica
verificable, pero amplifica los síntomas somáticos.
La percepción subjetiva de la enfermedad es el resultado de factores
psicológicos, psicosociales, sociológicos y culturales independientemente de la
base genética, fisiológica o biológica de la enfermedad (Osterweis, Kleinman,
Mechanic 1987). Como parte de lo sistemas de significados y normas sociales,
el «sentirse enfermo» está fuertemente influido por la cultura (Kleinman,
Eisenberg y Good 1978).
La misma enfermedad puede crear reacciones subjetivas diferentes y dificultades funcionales
(Barsky 1979; Katon y otros 1983). Esto significa que «estar» y «sentirse» bien es más que tener o no
tener una enfermedad orgánica específica. Pareciera que, en el caso particular de algunos pacientes
somatizadores, la sola anormalidad es la intensidad en sí misma de las quejas y el rechazo del
paciente a aceptar la confianza del médico y las explicaciones de que no existe enfermedad alguna.