La visión califica como el sentido más importante. El 70 por ciento de los receptores sensoriales de
nuestro cuerpo se localizan en los ojos (Ackerman, 1995). Con la visión podemos percibir el menor
detalle de los objetos cercanos, captar amplios panoramas de campos abiertos y montañas distantes o
mirar las estrellas situadas a cientos de años luz.
EL SISTEMA VISUAL
Las células
receptoras
Son sensibles a una fracción del
espectro de energía electromagnética, el
cual incluye a la luz junto con otras
energías
Existen más de 100 millones de
bastones en el ojo humano, y
cerca de 4 millones de conos.
Los bastones responden a diversos grados
o intensidades de luz y oscuridad, pero no
a los colores; son los principales
responsables de la visión nocturna.
Los conos nos permiten ver colores así como
luz y oscuridad. Al operar sobre todo en la luz
del día, los conos son menos sensibles a la luz
que los bastones (MacLeod, 1978).
La conexión uno a uno entre los conos y las
células bipolares en la fóvea, permite una
máxima agudeza visual
Adatación
En la adaptación visual la sensibilidad de los
bastones y los conos cambia de acuerdo con la
cantidad de luz disponible (Hood, 1998).
Del ojo al
encéfalo
Las conexiones entre ojo y encéfalo son bastante
intrincadas. Para empezar, los bastones y los conos
se conectan con las células bipolares en muchos
números y combinaciones diferentes.
Las interneuronas enlazan las
células receptoras entre sí y las
células bipolares entre sí.
Esas células bipolares se enganchan con las
células ganglionares, a la salida del ojo. Los
axones de las células ganglionares se unen para
formar el nervio óptico, que lleva mensajes de
cada ojo al encéfalo.
Las células encefálicas detectoras de características,
están altamente especializadas para detectar
elementos particulares del campo visual, como las
líneas horizontales o verticales.
Otras células detectoras de características
registran información más compleja, siendo
algunas sensibles al movimiento, otras a la
profundidad y otras más al color.
Esos diferentes tipos de detectores de
características envían mensajes a regiones
específicas, pero cercanas, de la corteza.
La experiencia visual depende
entonces de la capacidad del encéfalo
para combinar esas piezas de
información en una imagen con
significado.
VISIÓN DE
COLOR
La visión de color es sumamente adaptativa para un animal
que necesita saber cuándo está madura la fruta o cómo
evitar plantas y bayas venenosas (que tienden a ser de un
tono brillante), al igual que hicieron nuestros ancestros.
Propiedades del
color
SATURACIÓN
Se refiere a la viveza o riqueza de
un matiz
MATIZ
Los diferentes colores, y en mayor extensión, el matiz
que vea depende de la longitud de onda de la luz que
llega a sus ojos
BRILLANTEZ
Es la que varía en gran medida de acuerdo con la
fuerza de la luz que entra en sus ojos. Si entrecierra
los ojos y mira el sólido de color, reducirá la
aparente brillantez de todos los colores del sólido, y
muchos de ellos parecerán volverse negros.
TEORIAS DE LA VISIÓN DE
COLOR
La Teoría tricromática.
Cada color se codifica en el Sistema Nervioso mediante el nivel
de actividad específica en los tres mecanismos receptores, que
debemos disponer. Uno codifica las lntensidades cortas, otro
las lntensidades medias y otro las lntencidades largas
Visión de color en otras
especies
El color está en el ojo del que lo contempla. Muchos animales,
incluyendo algunos reptiles, peces e insectos (Neitz, Geist y
Jacobs, 1989; Rosenzweig y Leiman, 1982), tienen visión de
color, pero varían los colores que ven.
La Teoría de los procesos oponentes.
Esta teoría sostenía que el blanco y el amarillo no
son sensaciones compuestas de color, sino que
eran tan puras o primarias como la del rojo, verde
y azul.
Propuso que la naturaleza de la visión del color se debía al
emparejamiento de sensaciones de color, que operarían
mediante procesos oponentes. Es decir, cada receptor
produciría dos tipos de respuestas antagónicas entre sí.
La Teoría del
retinex.
Las relaciones entre las manchas de luz de todo el campo
visual , hasta el punto de hacer depender el color de una
mancha de luz, en un campo complejo, más de sus
relaciones con otras manchas adyacentes que de la energía
y composición espectral de la propia mancha.