• Tomás Vargas era un hombre pendenciero, bebedor y mujeriego, quien
siempre alardeaba de que nunca fue ingenuo al dejar su oro en las manos
del banco. Era un hombre sin decencia, a pesar de poseer su gran riqueza
siempre pedía prestado dinero y nunca lo devolvía, fue muy avaricioso,
incluso se negaba a alimentar a sus hijos y a maltratar a su mujer. Ese
hombre solo respetaba a Riad Halabí, un árabe dueño de un almacén, al
cual la gente del pueblo de Agua Santa recurría cuando a Tomás se le
pasaba la actitud tan nefasta que poseía.
• Antonia Sierra era la mujer de Vargas, tenía veintiséis años
menos que él, la mujer tenía un aspecto deteriorado con el paso
de los años gracias a los incontables maltratos de parte de su
esposo. Riad Halabí y la maestra Inés eran los únicos dispuestos a
ayudarla discretamente con regalos para que ésta no se
ofendiera. Soportó muchas humillaciones de parte de Tomás,
incluso que le pusieran una concubina en su casa.
• Un día una muchacha embarazada de nombre Concha Díaz llegó
a Agua Santa en busca del padre de la criatura que esperaba en su
vientre, confesó entre lágrimas a Riad el nombre del padre de su
hijo y él inmediatamente ordenó traerlo. Tomás era el padre del
bebé que la muchacha esperaba, pero éste en un principio no
quiso hacerse cargo de él, pero terminó cediendo gracias a Halabí
y la llevó a su propia casa en donde se encontraba su mujer.
Antonia furiosa por semejante altanería de parte de su marido
empezó a insultar a la muchacha recién llegada pero poco le duró la
rabieta puesto que Tomás la había reprendido a golpes. La vida en
el rancho de esa familia nunca había sido agradable, pero con la
llegada de la concubina se convirtió en un tormento sin tregua.
• Al poco tiempo la barriga de Concha parecía una calabaza, sus
piernas tan hinchadas que parecía que las venas le explotarían, la mujer
lloraba constantemente de soledad y miedo. Vargas harto de los
lloriqueos de la mujer decidió ir a casa sólo a dormir. Antonia parecía
hacer oídos sordos al sufrimiento de la mujer. Sin embargo, cuando vio
a la mujer cada vez más delgada de lo normal decidió empezar a
ayudarla puesto que le recordaba a ella misma en su primer embarazo.
• Le pidió ayuda a Riad para que la llevara al hospital, ahí le recetaron
pastillas de diferentes colores que la ayudarían. La rabia que Antonia
sentía por Concha ya no existía más, en su lugar estaba una callada
compasión y empezó a tratarla como su propia hija. Al cabo de unos
meses llevaron a Concha al hospital debido a que su hijo no quiso
nacer por parto normal, sino por cesárea.
• Antonia exhibía al recién nacido con una algazara de abuela,
anunciando que sería bautizado Riad Vargas Díaz, en justo homenaje
al turco, quien las había auxiliado el día del nacimiento del bebé. Al
cabo de dos semanas, Tomás Vargas quiso exigirle a Concha que
volviera a su hamaca, a pesar de que la mujer todavía tenía un
costurón fresco, pero Antonia no se lo permitió y se enfrentó por
primera vez a su marido saliendo victoriosa siendo ahora consiente
de su propia fuerza.
• A partir de ese incidente las cosas cambiaron. Concha Díaz se repuso
con rapidez y mientras Antonia Sierra salía a trabajar, ella se quedaba
a cargo de los niños y las tareas del huerto y de la casa. Tomás con su
orgullo herido se volcó en el vicio de los juegos de dinero, provocando
que en casa la pobreza se agudizara tanto que Concha debió salir a
trabajar también.
• Las cosas se complicaron más cuando Tomás aceptó apostar con el
Teniente, el oficial del pueblo que usaba la violencia física para
reprender a encarcelados, y aunque nadie se lo esperara Vargas le ganó,
alardeando del incidente durante tres días hasta que el mismo Teniente
le pidió una revancha para asegurar la limpieza del procedimiento
designaron a Riad Halabí como el árbitro del juego. Increíblemente ganó
el Teniente exigiendo a cambio todo el oro de Tomás.
• Tomás lo guio al lugar en donde había sepultado todo su oro, más
cuando revisó no había nada. El Teniente enfurecido golpeó a Tomás, pero
Riad se interpuso para que éste último no lo asesinara. Debido al
incidente Tomás Vargas estuvo con calentura más de una semana y
aunque todos esperaban su muerte, éste se recuperó. Cuando logró
levantarse una noche fue de inmediato a una taberna de la cual no
regresó, y no se supo de él hasta que alguien llegó con la noticia de que
fue encontrado abierto por la mitad a machetazos.
• Antonia Sierra y Concha Díaz lo enterraron sin grandes señas
de desconsuelo. Siguieron viviendo juntas, dispuestas a
ayudarse mutuamente en la crianza de los hijos. Ese mismo
año arreglaron el rancho e instalaron una cocina a gas, donde
iniciaron una industria de comida para vender a domicilio.
Saliendo así de la miseria.