Convertirse en un hábil planeador y conductor de reuniones (es decir,
un administrador de reuniones) es un prerrequisito para la eficacia
directiva y organizacional. Hay varias razones por las que esta habilidad
es crucial. Una se debe a que los directivos pasan gran parte de su
tiempo en juntas.
Puesto que las reuniones son una actividad tan
difundida, tanto dentro como fuera de los entornos
de trabajo, ser un hábil administrador de reuniones
tiene recompensas importantes, más allá de las
relacionadas con la organización de equipos.
Las reuniones de grupos, si se manejan
adecuadamente, pueden generar decisiones de mayor
calidad que las individuales.
La frase “si se manejan adecuadamente” es la clave. Si no
se administran de manera apropiada, las reuniones se
convierten en la pérdida de tiempo cívica y
organizacional suprema.
Las 5 “p” de las reuniones
eficaces
1. Propósito
El propósito se refiere a la razón por la que se realiza una
reunión. Una reunión cumple tres funciones: hacer
anuncios, tomar decisiones y efectuar lluvias de ideas. De
estas tres, sólo las dos últimas son verdaderas razones
para organizar una reunión.
Una reunión se debe realizar cuando se
apliquen una o más de las siguientes
condiciones:
Compartir información: Cuando toda la
información requerida no esté en manos de
una sola persona, cuando se estimulen las
ideas al reunir a las personas, y cuando no
esté claro qué información se requiere o
está disponible
Construcción de compromiso: Cuando los
individuos deban comprometerse con un curso
de acción y cuando estén comprometidos en su
planeación y ejecución.
Difusión de información y retroalimentación.
Cuando muchas personas deben recibir el mismo
mensaje en la misma forma, el correo electrónico es
lo más adecuado.
Solución de problemas. Los grupos superan el
desempeño de los mejores individuos al cumplir
tareas complejas y tomar decisiones de alta
calidad donde se necesiten diversas políticas o
información.
2. Participantes
La segunda p, participantes, se refiere a los individuos
invitados a asistir a una reunión. Para organizar una
reunión eficaz, es importante determinar el tamaño, la
composición y las habilidades de los participantes.
Las reuniones pueden fracasar por la asistencia de demasiados o muy
pocos participantes. Si una reunión es demasiado grande, la discusión
podría ser superficial y difusa; en realidad, pocos miembros tendrían la
oportunidad de participar
La composición de la reunión se refiere a las tres
principales dimensiones duales:
Homogeneidad-heterogeneidad
Competencia-cooperación
Actividad-proceso
Un grupo homogéneo está compuesto por miembros con
antecedentes, personalidades, conocimientos o valores
similares. Los grupos homogéneos producen menos conflictos
y desacuerdos, pero sus resultados pueden ser anodinos y sin
imaginación.
Por otro lado, los grupos heterogéneos suscitan mayores diferencias
entre los individuos, que conducen a críticas y disputas, pero
también potencialmente a soluciones más novedosas y complejas
para los problemas.
Respecto a la dimensión de competencia y
cooperación, las investigaciones sobre su
efecto en las reuniones de solución de
problemas son reveladoras.
Los grupos cuyos miembros trabajan hacia una meta común y que adoptan
una posición cooperativa se desempeñan en forma más eficaz y sus miembros
tienen niveles más altos de satisfacción que los grupos cuyos miembros están
luchando por satisfacer las necesidades individuales
Los grupos cooperativos también demuestran una
comunicación interpersonal más eficaz, divisiones más
completas de las tareas, mayores niveles de participación y
mejor desempeño en las actividades.
En lo que se refiere a la dimensión de actividad y
proceso, las reuniones son más eficaces si cuentan con
participantes que generen un equilibrio entre actividades
y procesos.
3. Planeación
La tercera p, planeación, se refiere a la
preparación de la agenda para la reunión.
Con frecuencia, la justificación para una reunión es clara (por
ejemplo, necesitamos determinar cómo llevar combustible a las
tropas en el frente) y los individuos indicados están presentes, pero
la reunión todavía parece titubear, vagar sin rumbo
Las investigaciones sugieren la existencia de
ciertas reglas para planear reuniones eficaces
(Tropman, 1996).
La siguiente es una lista de
las más importantes:
Regla de las mitades:Todos los temas de una agenda
para una reunión que se aproxima deben estar en las
manos del programador de la reunión a más tardar a
la mitad del intervalo de tiempo entre la última
reunión y la siguiente.
Regla de los sextos: Alrededor de dos tercios
de la agenda deben enfocarse en temas de la
agenda actual. El tercio restante debe
subdividirse en dos sextos.
Regla de los informes: Las reuniones avanzan
mejor si la ronda habitual de “informes” no ocurre.
En vez de ello, la información contenida en los
“informes” se reorganiza en temas específicos,
como anuncios, decisiones, lluvia de ideas.
Regla de los tres cuartos: Los paquetes de
información, incluyendo minutas de la
reunión anterior y
Regla de la agenda: Las agendas para las reuniones deben
escribirse con verbos activos o resúmenes de enunciados,
no con una sola palabra. En vez de decir “minutas”, por
ejemplo, utilice “aprobar minutas”.
Regla de integridad de la agenda: Todos los temas de la agenda se
deben analizar, y los que no estén incluidos en la agenda no
deberían discutirse.
Regla de integridad temporal. Esta regla es sencilla:
comience a tiempo y termine a tiempo. Siga un horario
en la propia reunión.
4. Participación
La cuarta p, participación, se refiere al proceso real de
las reuniones y los métodos utilizados para asegurar
que se incluya a todos los presentes.
Presentar a los participantes: Es necesario presentar
a los participantes entre sí, y ayudarlos a que se
sientan cómodos juntos, en especial si se van a
tratar temas polémicos.
Establecer reglas básicas. Debe aclararse cuánta
participación se espera, qué variaciones de la
agenda se tolerarán y cómo se manejará el
tiempo.
Establecer reglas de decisión. Las reglas de decisión
son normas que permiten que los participantes se
sientan cómodos. Necesitan establecerse al inicio de
la reunión.
Utilizar una variedad de medios. Para mantener el
interés de los participantes de la reunión, utilice
diversos medios para presentar la información.
Alentar y establecer la participación. La participación en una
reunión debe ser equitativa entre todos los asistentes; esto no
significa que todos deben hacer exactamente el mismo número
de comentarios.
5. Perspectiva
La última p es la perspectiva. La perspectiva nos hace ver
las reuniones desde la distancia. Significa evaluar cada
junta de trabajo y, cada cierto tiempo, valorar las
decisiones y el proceso de las series de reuniones.
Al final de cada una, por ejemplo, podría utilizarse la metodología
mdi para hacer una evaluación rápida y sencilla. Se entrega un
hoja de papel a cada participante y se pide a todos que respondan
debajo de cada una de las tres letras M, D, I.
M significa “mantener” (lo que salió bien en la reunión y
que debemos conservar o ampliar); D significa “detener” (lo
que fue improductivo de esta reunión y debe detenerse o
eliminarse); I significa “iniciar” (lo que no sucedió en esta
reunión y que deba iniciarse).
Sugerencias para miembros del grupo
Hasta ahora, en este análisis de la administración eficaz de
las reuniones, nos hemos enfocado en el papel del
administrador (el que cita, planea y sirve como “conductor”
de la reunión).
Este rol es fundamental para el éxito de
cualquier actividad de grupo. Sin embargo, los
participantes de las reuniones también son
responsables de la eficacia de la reunión.
A continuación se presentan diversas guías para
contribuir a la eficacia de una reunión desde una
perspectiva diferente de la de un directivo:
1. Determine si necesita asistir a la reunión. No
asista únicamente porque lo invitaron. Si tiene duda
acerca de si la agenda de la reunión le concierne,
discuta con el organizador de la junta por qué cree
que su presencia sería importante.
2. Prepárese. Familiarícese con la agenda y prepare algún
informe o información que ayude a que los demás
entiendan los asuntos.
3. Sea puntual. Quienes llegan tarde no sólo
desperdician el tiempo de los demás al retrasar la
reunión o al requerir resúmenes de lo que sucedió.
4. Pida alguna aclaración acerca de los puntos que
sean imprecisos o ambiguos. Con frecuencia
descubrirá que los demás participantes tienen las
mismas preguntas, pero que son demasiado
tímidos para expresarlas.
5. Al dar información, sea preciso y vaya al grano. No
aburra a los demás con anécdotas y detalles que
agreguen poco a su contribución.
6. Escuche. Mantenga contacto visual con quien esté
hablando, y trate de descubrir las ideas implícitas detrás de
los comentarios.
7. Apoye a los demás miembros del equipo. Siga las
guías para la comunicación de apoyo, reconozca y
construya a partir de los comentarios de los demás.