La intención creativa es un anhelo en el propio
cuerpo. La creación es el privilegio de saborear,
ver, tocar la vida, una celebración del ser.
La creación es un proceso, no un acto o
experiencia aislado.
La razón por la cual dibujar o pintar puede resultar
terapéutico reside en que cuando se experimenta tal
actividad como proceso, permite al artista conocerse a
sí mismo como persona total dentro de un lapso
relativamente breve.
Movimiento, ritmo y
cimentación
Toda actividad creativa comienza por un
movimiento. Es difícil hacer arte cuando se está
anclado detrás de un escritorio. Es necesario
ponerse de pie y sentir la energía.
A través del movimiento obtengo
conciencia de mi respiración. De la
vitalidad física surge una imaginería
mental. La música presta relieve a mi
proceso.
Su ritmo confirma mi fluir interno y
estimula mi energía a construir y a
crecer. Al principio el color cuelga en
estado puro, entre las líneas.
Luego los colores comienzan a
superponerse y mezclarse y modifican
las líneas simples. Sólo es una etapa, un
aprendizaje.
Esa pintura es una proyección de
mí mismo, una parte de mi vida
interior. Al elaborar algo total,
descubro mi totalidad. La totalidad
es una manera de moverme en el
mundo, de experimentarme a mí
mismo.
Toda persona es un artista
Medios de utilizar producciones
artísticas en los grupos de Terapia
Gestalt.
Métodos basados en la
generación de conciencia
de la propia energía, de la
propia capacidad de
apreciar el ritmo y el
movimiento.
Enseñar a la gente a sostenerse y
afianzarse a sí misma como paso
fundamental hacia el contacto con
su capacidad artística.
Creaciones primarias
Dibujos con tiza.
Experiencia
con masa: la
escultura.
Proceso y etapas de
desarrollo
Al margen de la música o de lo que se le
diga a los participantes, Zinker descubrió
tres etapas de evolución en el trabajo
artístico-terapéutico.
Primera etapa: tendencia a aferrarse
al ritmo de la música como forma de
resistencia a dibujar o pintar. Las
producciones son crudas y
primitivas aunque presentan cierto
orden. A menudo se mira a ver qué
está pintando el otro. Hay un alto
nivel de energía y excitación.
Segunda etapa: Las producciones adquieren
audacia, ocupan un espacio cada vez mayor. Se
expresa más confianza en el proceso. La persona
está inmersa en su trabajo, comprometida con su
experiencia. Emerge una relación figura-fondo. En
la producción se refleja el proceso interior de la
persona.
Tercera etapa: La persona empieza a experimentar una
sensación de sentirse completa. Controla y modula mejor su
energía. Parece más pensativa; se aparta de su trabajo, lo
observa. La persona se examina a sí misma analítica y
respetuosamente. Discierne en su interior una variedad de
sentimientos, fuerzas y polaridades.