Afirma que toda acción humana se realiza en vistas a un fin,
es el bien que se busca.
Muchas de esas acciones
realizadas por el hombre son un
"instrumento" para conseguir, a su
vez, otro bien.
El hombre ha de tener una función propia: si
actúa conforme a esa función será un "buen"
hombre; en caso contrario será un "mal" hombre.
Dice que la felicidad es el
bien último al que aspiran
todos los hombres por
naturaleza.
Que Aristóteles identifica, con una vida
buena.
La felicidad consistirá por lo tanto en actuar en
conformidad con la función del hombre. Y
en la medida en que esa función se haga, podrá
el hombre alcanzar la felicidad.