Anteriormente, en la mayoría de las sociedades humanas, la creatividad del trabajador no era
premiada ni mucho menos. Todo lo contrario, las prácticas organizacionales alienaban al trabajador
sin ningún tipo de margen para desarrollar su creatividad. Sin embargo, en esta época de creciente
globalización, la creatividad se busca, se cultiva y se elogia. De hecho, las grandes empresas que no
abrazan la innovación serán inevitablemente superadas por las que sí lo hacen.
Una idea muy importante debida a Mihaly Csikszentmihalyi es que la creatividad nunca es el logro de
una sola persona, sino la aparición esporádica de una interacción entre tres elementos
independientes:
El primer elemento es una persona que haya dominado algún ámbito de actuación y que ofrezca
continuas variaciones en ese ámbito.
El segundo elemento es el ámbito cultural donde trabajada.
El tercer elemento es el campo social, es decir, el conjunto de personas e instituciones que ofrecen
las experiencias educativas y las oportunidades de actuación pertinentes y que en última instancia
juzgan el mérito de la persona y de su supuesta creación.