La mente ética reflexiona, a un nivel más abstracto que la mente respetuosa, acerca de la naturaleza
del propio trabajo y sobre las necesidades y deseos de la sociedad en que vivimos.
Esta mente se forma un concepto acerca de la manera en que los trabajadores pueden servir a fines
y propósitos que trascienden los intereses personales, así como del modo en que los ciudadanos
pueden actuar de forma desinteresada para mejorar su entorno.
Suponiendo que la educación es la preparación para la vida, también supone la preparación para una
vida de trabajo. Los educadores deben preparar a los jóvenes para una vida marcada por el buen
trabajo.
En cierto sentido, las amenazas a la orientación ética del trabajo son lo contrario de los factores que
motivan el buen trabajo y por eso son fáciles de identificar
Si en el hogar no hay adultos que encarnen una conducta ética, si los compañeros de la infancia son
egoístas y sólo se guían por su interés así como si se tiene un mal mentor o ni si quiera se tiene, si los
primeros compañeros de trabajo sólo buscan su propio beneficio
En la sociedad contemporánea los compañeros adquieren una gran importancia, así como sus
conductas y sus creencias ejercen una gran influencia sobre todo si se considera que tienen más
conocimientos, más prestigio y más poder
Por todo el desarrollo realizado sobre la mente ética, hemos de concluir con que no existe una fórmula
mágica y única que garantice el desarrollo de esta mente.
Se Logra
Cumpliendo
responsabilidades en
términos de ciudadanos
trabajadores Modelos de buen
trabajador
El logro de una mente ética es más fácil cuando uno se ha criado en un entorno donde
el buen trabajo es la norma. Por ello, podemos afirmar que la orientación ética empieza
en el hogar
Es posible que la religión sea
un factor que contribuya al
buen trabajo, pero no es
esencial.
Lo que importa es tener una
base ética sólida y duradera con
independencia de su origen.