Las clases populares vivían en edificios de varias plantas divididos en minúsculos apartamentos, insulae. Estos
apartamentos, AEDICULAE, solían ser de alquiler por lo que las familias se hacinaban en espacios muy reducidos,
mal ventilados y sin comodidades. Eran casas de tres o cuatro pisos, endebles y expuestas a derrumbarse o
incendiarse. Aunque también existieron insulae bien construidas, espaciosas y aireadas con balcones, maenianum,
que daban a la calle o espacios ajardinados interiores.
La planta baja de estos edificios acogía las
tiendas, TABERNAE. Estos locales eran oscuros, con
acceso directo desde la calle y contenían tanto la
tienda como el almacén y la vivienda de los
encargados del negocio.
villa rustica
En el campo era habitual la villa rustica, un conjunto de edificios dispuestos para favorecer el
almacenamiento de los productos del campo y para dar habitación a todos los empleados en la
hacienda. El espacio destinado a la familia del señor de la casa, dominus, reproducía
generalmente el plano de la domus urbana y el recinto solía contar con otras instalaciones, como
unas pequeñas termas y algún templete.
domus
Los patricios y ciudadanos adinerados disfrutaban de una mansión, domus. Esta VILLA URBANA se
estructuraba en torno a un patio, ATRIUM, al que se accedía por el vestibulum. En el centro del
atrio había un estanque, IMPLUVIUM, para recoger el agua de lluvia. A su alrededor se situaban
las habitaciones, CUBICULUM, el comedor, TABULARIUM, y una sala de recepción y despacho,
TABLINUM.
la conducción del agua
Pero con todo, la gran diferencia
entre las distintas viviendas era el
abastecimiento de aguas. Las
ciudades romanas disponían de
canalizaciones, aquae opus,
que transportaban el agua desde lugares
lejanos hasta una torre de
distribución, castellum aquae, desde
donde se dirigía el agua a las
abundantes fuentes públicas y al
interior de las domus de los patricios.
LARARIUM
En todas las casas había una hornacina, lararium, en la que se colocaban y veneraban imágenes de los antepasados y de
los lares, las divinidades protectoras de la familia.
Las casas de mayor lujo tenía un patio trasero, PERISTYLUM, un espacio ajardinado con fuentes y estatuas. Estas
casas solían adornar el suelo, pavimentum, con mosaicos, musivum, y decorar las paredes con pinturas al fresco.