Este curso estoy trabajando en un nuevo centro. El primer día, con mi horario, me dieron la noticia de que tenía que dar las clases de lengua de compensatoria ¿yo dando clases de lengua? "Sí, sí tú". Después de pensarlo un poco me sentí:
Decepcionada. Me va a tocar ponerme las pilas.
Ilusionada. Un nuevo reto se abre ante mí.
Cuando llegué a clase me encontré con un grupo de alumnos enganchados a sus teléfonos móviles. Cada uno estaba haciendo una cosa diferente: unos hablando por whatsApp, otros jugando, otros escuchando música... pero todos enganchados. Esto me hizo pensar:
Es interesante que los alumnos estén tan enganchados al móvil, ¿podré sacarle algún partido a esta situación?
Vamos a tener un problema porque los móviles están prohibidos en el centro y estos alumnos no son capaces de dejarlos ni un minuto.
Esta situación coincidió con el inicio de un fantástico curso del INTEF sobre Creatividad, diseño y aprendizaje mediante retos al que me había apuntando. Entonces pensé:
Como estoy tan liada con el curso voy a dejar a los alumnos a su aire y ya veremos cómo soluciono el tema de los móviles.
Seguro que poniendo en práctica las teorías y las técnicas que estoy aprendiendo en el curso puedo encontrar una solución creativa al problema de los móviles.
Y poniendo en práctica todo lo que he ido aprendiendo en el curso de creatividad, la clase de lengua ha mejorado muchísimo. El problema del uso de los móviles se convirtió en un reto para mis alumnos y para mí:
¿Cómo podemos apagar los dichosos telefonitos y centrarnos en el sintagma nominal y el sintagma verbal?
¿Cómo podemos utilizar el teléfono móvil en la clase de lengua como un recurso más de aprendizaje?
Y así, el reto se ha convertido en el trabajo del primer trimestre para los alumnos, que contará en la nota de la primera evaluación, en un reto creativo para mí, que me ha permitido poner en marcha todo lo aprendido en el curso y además en:
Un motivo de preocupación por no saber cómo terminará la historia de los móviles.
Un motivo de satisfacción al ver cómo he podido darle la vuelta a un problema para encontrar su parte positiva e implementarla en el aula. ¡Y todo con la ayuda de la creatividad!
