1. La identificación de la presencia, ausencia o severidad de una disfunción cerebral debe darse a través de la descripción de las facultades cognitivas.

2. Tras la descripción, se busca relacionar el trastorno o conducta disfuncional con daños orgánicos.

3. La definición del carácter de la/s etiología/s (psíquica, del desarrollo, neurológica).

4. La evaluación continua para identificar mejoras o detrimentos en el desempeño cognitivo.

5. Utilización del perfil de las fortalezas y debilidades cognitivas para establecer un tratamiento óptimo.

6. Hacer comprender a los seres cercanos al paciente la afectación de su disfunción sobre ciertos aspectos de su psique.

7. A veces, ante la dificultad de tratar o describir una disfunción, se debe evaluar las aptitudes del paciente.