"Ni en el mundo, ni en general, fuera de él, es posible pensar nada que pueda ser considerado bueno sin restricción excepto una buena voluntad. El entendimiento, el ingenio, la facultad de discernir o como quieran llamarse los talentos del Espíritu o el valor, la decisión, la constancia en los propósitos como cualidades de temperamento son, sin duda, buenos y deseables en muchos sentidos, aunque también pueden llegar a ser extraordinariamente malos y dañinos si la voluntad que debe hacer uso de estos dones de la naturaleza y cuya constitución se llama propiamente carácter, no es buena" Kant Immanuel en Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres. Con esto muestra Kant que
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