Oh! Águilas, ¡oh! Jaguares. “Se ha marchado “dijisteis vosotros, acá un instante. No me había marchado, habíame ido, solamente, a decir adiós a la Faz de mis montañas, a la faz de mis valles, en donde (antaño) iba a buscar con que proveer a mi alimento, a mis comidas, en las cuatro esquinas, en los cuatro costados. Antes del sacrificio, el varón de Queché se le permite *
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