Un hombrecito se encaminó a la casa-hacienda de su patrón. Como era siervo, iba a cumplir el turno de pongo, de sirviente en la gran residencia. Era pequeño grande mediano( pequeño, grande, mediano ), de cuerpo miserable, de ánimo débil, todo lamentable; sus ropas viejas nuevas arrugadas( viejas, nuevas, arrugadas ).

¿Eres gente u otra cosa? —le preguntó delante de todos los hombres y mujeres que estaban de servicio.
Humillándose, el pongo no contestó Sí le contestó le miró a los ojos( no contestó, Sí le contestó, le miró a los ojos ). Atemorizado, con sus ojos helados, se quedó de pie sentado contento( de pie, sentado, contento ).

El hombrecito no hablaba comía jugaba( hablaba, comía, jugaba ) con nadie; trabajaba callado; comía en silencio. Todo cuanto le ordenaban cumplía incumplía hacía mal( cumplía, incumplía, hacía mal ). “Sí, papacito; sí, mamacita", cuanto solía decir.

Al anochecer, cuando los siervos se reunían para rezar el Ave María Padre nuestro Rosario( Ave María, Padre nuestro, Rosario ), en el corredor de la casa-hacienda, a esa hora, el patrón martirizaba felicitaba amenzaba( martirizaba, felicitaba, amenzaba ) siempre al pongo delante de toda la servidumbre;lo sacudía como a un trozo de pellejo.

—Padre mío, señor mío, corazón mío —empezó a hablar el hombrecito—.
Soñé anoche que habíamos muerto los dos, juntos; juntos habíamos muerto.
—¿Conmigo? ¿Tú? Cuenta todo, indio —le dijo el gran patrón.
—Como éramos hombres muertos vivos santos( muertos, vivos, santos ), señor mío, aparecimos desnudos, los dos, juntos;
desnudos ante nuestro gran Padre San Francisco Felipe Pedro( Francisco, Felipe, Pedro ).