Lévinas parte de la afirmación de que el pensamiento filosófico es única y exclusivamente ontología, pensamiento del ser, de lo mismo, con la consiguiente exclusión de la diferencia, de lo otro y, más concreta y dramáticamente, del otro. Este filósofo lituano se propone romper con este discurso y dirigirse a lo que ha sido excluido del pensamiento occidental. La primera obra en la que este propósito se hace absolutamente patente lleva el significativo título de De l’évasion y fue publicada en 1935. Allí quiere rebatir este modo de pensamiento, poniendo de relieve la necesidad de evasión, cifrada en el descubrimiento de la inmovilidad y pesadez de la presencia del propio ser. La evasión no es una huida hacia la muerte, hacia otro lugar o hacia la eternidad, es la necesidad de romper el encadenamiento al ser y más concretamente al propio ser, a la brutalidad de la propia existencia. En la profundización de esta tesis, este breve estudio presenta un interesante análisis fenomenológico del ser humano y de los estados de ánimo, más concretamente del deseo, del placer, de la vergüenza, del malestar y de la náusea. Ellos son vistos como modos de describir la situación del ser humano como ser sometido al ser e incapaz de romper consigo mismo, de evitar la irremisible presencia de sí mismo. En este escrito se plantea el objetivo de todo su pensamiento: «salir del ser por una vía nueva»
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