Test de Cloze

Un poder semejante dejó al principito. Si él de un poder de naturaleza, hubiese podido asistir el mismo día, no cuarenta y tres, sino setenta y dos, a , o incluso a doscientas de sol, sin tener de arrastrar su silla. como se sentía un triste al recordar su planeta abandonado, se atrevió solicitar una gracia al : -Me gustaría ver una de sol... Deme ese ... Ordénele al sol que ponga... -Si yo le a un general la de volar de flor flor como una mariposa, de escribir una tragedia, de transformarse en ave y el general no la orden recibida ¿de sería la culpa, mía de él? -La culpa de usted -le dijo principito con firmeza.

Tom consideró que, después todo, el mundo no tan vacío. Sin darse , había descubierto uno de principios fundamentales de la humana: que para conseguir un hombre o un desee algo, sólo hace ponérselo difícil. Si hubiera un gran y sabio , como el escritor de libro, habría comprendido que trabajo consiste en cualquier que una persona está a hacer, y que juego consiste en cualquier que una persona no obligada a hacer. Eso habría ayudado a comprender qué hacer flores artificiales empujar un molino es , mientras que jugar a bolos o escalar el Blanc no es más una diversión. Hay en caballeros poderosos que, en verano, conducen diligencias de caballos a lo largo treinta millas de trayecto porque este privilegio les una considerable cifra de ; pero si se les un jornal por dar servicio, entonces se convertiría un trabajo que rechazarían.

Luchaba, pues, contra una insuperable; mi cerebro echaba , mi vista se obscurecía tanto mirar el papel; ciento treinta y dos parecían revolotear en torno como esas lágrimas de que vemos moverse en aire alrededor de nuestra cuando se nos agolpa ella la sangre. Era de una especie de ; me asfixiaba; sentía necesidad aire puro. Instintivamente, me con la hoja de , cuyo anverso y reverso presentaban de este modo a mi vista. Júzguese sorpresa cuando, en una estas rápidas vueltas, en momento de quedar el ante mis ojos, creí aparecer palabras perfectamente latinas, craterem y terrestre entre . Súbitamente se hizo la en mi espíritu: acababa descubrir la clave del . Para leer el documento era ni siquiera preciso al trasluz con hoja del revés. No. Podía de corrido tal como había sido dictado.

Nadie sabía que tuviese ni hijos -cosa que suceder a la persona decente del mundo-, ni ni amigos -lo cual en verdad algo más -. Phileas Fogg vivía solo su casa de Saville-, donde nadie penetraba. Un único le bastaba para servicio. Almorzando y comiendo el club a horas determinadas, en el mismo , en la misma mesa, tratarse nunca con sus , sin convidar jamás a extraño, sólo volvía a casa para acostarse a media noche exacta, sin uso en ninguna ocasión los cómodos dormitorios que Reform-Club pone a de los miembros del . De las veinticuatro horas día, pasaba diez en casa, que dedicaba al o al tocador. Cuando , era invariablemente y con igual, por el vestíbulo tenía mosaicos de madera el pavimento, o por galería circular coronada por media naranja con vidrieras que sostenían veinte columnas de pórfido rosa.

Precisamente la Luna, como hubiese comprendido que era ella de quien se , brillaba entonces con serena , eclipsando con su intensa las luces circundantes. Todos yanquis dirigían sus miradas su centelleante disco. Algunos saludaron con la mano, la llamaban con los más halagüeños; éstos la con la mirada, aquellos amenazaban con el puño, en las cuatro horas median entre las ocho las doce de la , un óptico de Jones labró su fortuna vendiendo . El astro de la era mirado con tanta como una hermosa dama alto copete. Los americanos de él como si sus propietarios. Hubierase dicho la casta Diana pertenecía a aquellos audaces conquistadores formaba parte del territorio la Unión. Y sin , no se trataba más de enviarle un proyectil, bastante brutal de entrar relaciones, aunque sea con satélite pero muy en en las naciones civilizadas.