Lo constituyen todos aquellos
momentos en los cuales la persona está fuera del trabajo y, por ende, no
siempre equivale a tiempo disponible para el ocio o la recreación (Elizalde,
2010). Por tanto, el tiempo libre sería el “continente”, mientras que el ocio
sería el “contenido”, de tal forma que llegamos al ocio cuando empleamos
el tiempo libre realizando aquello que nos gusta y procura nuestro recreo y
cultivo.
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