PROBLEMATICAS AMBIENTALES EN LAS REGIONES NATURALES DE COLOMBIA.
Problemáticas de la Costa Caribe
Si los árboles y demás plantas son el pulmón del mundo, “los océanos son el corazón de nuestro planeta”
Bajo la justificación de que para garantizar la salud de todas las comunidades y futuras generaciones es imprescindible cuidar de los océanos, el gran aparato circulatorio de la Tierra que, según la ONU, “regula el clima, alimenta a millones de personas, produce oxígeno. Son el hábitat de una gran variedad de seres vivos y nos proporcionan medicinas y muchos más recursos.
En el caso de la costa caribe colombiana se presenta la contaminación por residuos plásticos; de igual manera gran parte de los factores contaminantes se encuentran asociados a los grandes centros como Cartagena, Santa Marta y Barranquilla, que, en su condición de ciudades grandes, manejan el tema de sus residuos inadecuadamente, ya que los vertimientos (aguas residuales) están llegando a los ríos y al mar afectando las zonas de playa y alta mar, convirtiéndose en una amenaza grave que degrada lentamente y contamina los cuerpos de agua..
Existen otras fuentes de contaminación como las descargas de aguas de lastre que hacen los buques que vienen de otras ciudades o países. Aguas que, tomadas desde el punto de partida, son empleadas en la navegación marítima para dar estabilidad a los barcos, para luego ser vertidas en nuestras aguas”
Estas ciudades están en el radar de todas las autoridades ambientales del país por los problemas que ha significado desde la perspectiva social para los pescadores que buscan su sustento en lo que el mar y los ríos pueden brindarle.
Problemática de la Costa Pacífica
Los ecosistemas costeros sirven de fuente primaria de energía y nutrientes para los recursos pesqueros de altamar.
El bosque tropical lluvioso del Pacífico regula el clima de los Valles interandinos y la zona cafetera. Tiene precipitaciones que oscilan anualmente entre cinco mil y doce mil milímetros, siendo la zona de más alta pluviosidad del país y una de las mayores del mundo. Forma parte del llamado Chocó Biogeográfico, con una extensión de 75.061 kilómetros cuadrados (6.2 por ciento del país) y 339.500 kilómetros cuadrados de mar territorial, los cuales incluyen una Plataforma Continental y las Islas de Malpelo y Gorgona.
Su sistema de cuencas hidrográficas se divide en tres zonas: la parte sur en donde los ríos Mira, Patía y San Juan corren en dirección general oriente- occidente, y al desembocar al mar forman un complejo sistema de esteros que albergan bosques de manglar.
De igual manera en el Pacífico, los dos puntos principales que sufren por la contaminación de residuos y vertimientos a los cuerpos de agua sin recibir tratamiento alguno son Tumaco y Buenaventura, cuyo problema “está más asociado con la infraestructura disponible para poder tratar las aguas residuales y el manejo adecuado.
Por otra parte, preocupan con especial urgencia en el Chocó, la subregión del San Juan y un poco la región del Atrato, y en general el resto del Pacífico, territorios como Timbiquí, Guapi, Barbacoas, Tumaco, Zaragoza (Buenaventura), que están muy expuestos a la minería ilegal.
Los estudios han los efectos de la minería sobre los ecosistemas; es así como gran parte de la población, las aguas, inclusos las mismas especies de fauna de la zona, se encuentran contaminadas con mercurio, un peligro y toxico componente químico que es utilizado en la minería para extraer minerales que en mínimas cantidades puede generar graves enfermedades hasta ocasionar la muerte y las personas tener gran disposición para el consumo de peces diariamente se expone a aumentar sus niveles de este metal en el cuerpo.
Pero no solo es el problema mercurial, sino los sólidos en suspensión, las grasas y los aceites que se derivan de las máquinas, y asociado a eso están la presencia de materiales fecales en las aguas. Porque como esta gente que hace la minería ilegal no tienen dónde ir al baño, hace sus deposiciones directamente al recurso hídrico.
La Costa Pacífica es la puerta principal del comercio exterior colombiano. Por Buenaventura se moviliza el 60 por ciento de la carga total nacional, no obstante, existen personas inescrupulosas que comercializan especies nativas de la región; haciendo que muchas especies de gran importancia ecológica, están prácticamente extintas como la caoba, el guayacán amarillo, el orejero, el chanul, entre otras especies forestales.
Problemática de la Zona Andina
La Andina es la región más importante de todas, y abarca una tercera parte del territorio nacional. Allí se concentra la mayoría de la población colombiana, y está conformada por los tres ramales de la cordillera Andina (Occidental, Central y Oriental) de donde toma su nombre.
Por la región andina atraviesan dos de los ríos más importantes del territorio colombiano, el cauca y el magdalena, además de otras reservas hídricas considerables como el embalse del peñón.
Muchas veces pensamos que las ciudades del interior no generan mayor impacto, pero mucho de lo que se tira en la calle cae en los alcantarillados, que luego llega a las plantas de tratamiento siguiendo de largo hasta llegar al río Magdalena o Cauca, hasta su desembocadura.
Aunque tiene todos los climas, en la zona predomina el de montaña tropical, mientras que en los valles cálidos y húmedos se da el de selva tropical ecuatorial.
Esta región se encuentra afectada por la explotación irracional de los recursos naturales y la contaminación global de las industrias. Los cambios en el clima confirman el quiebre de la relación armónica entre los hombres y la madre tierra, poniendo en peligro el futuro de la humanidad en pleno. Este fenómeno está asociado al proceso de industrialización que ha originado mayores niveles de consumo de petróleo, gasolina y carbón, la tala y quema de bosques, y algunas actividades agrícolas, generando un aumento significativo en los volúmenes de los gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano y óxido nitroso) en la atmósfera provocando un calentamiento del planeta.
Hoy, los impactos del cambio climático ubican a los indígenas como uno de los grupos poblacionales más vulnerables, ya sea por su dependencia de la naturaleza, su ubicación geográfica, la situación de pobreza y exclusión social.
mientras los impactos ambientales crecen sobre las montañas y los conocimientos tradicionales están cada vez más amenazados, más personas que viven en tierras bajas dependen de ella. El ecosistema de montaña, cuyas características y potencialidades fueron aprovechadas por los indígenas andinos, constituye una fuente natural de agua dulce, biodiversidad y recreación. Los diferentes pisos naturales, a su vez, permiten una producción diversificada que asegura la subsistencia de éstos pueblos.
Sin embargo, las montañas están expuestas a diversas presiones de la población que la habita y por aquellas actividades, como la agricultura, ganadería, minería y carreteras. En este sentido, los impactos del desarrollo de actividades humanas y del cambio climático podrían llevar a la modificación de los sistemas ecológicos de montaña y a la desaparición de la biodiversidad andina.
En otras palabras están utilizando este suelo como ganadería, ya que hay zonas que las pesuñas de los animales la erosionan, poniendo en peligro diversas especies, y generando deforestación para abrir espacio al ganado.
Uno de los problemas más graves es el avasallamiento territorial del hombre, apuntando a ganar más terreno (viviendas, minería, remoción del suelo, acumulación de residuos, etc.). En este sentido, hay que propulsar una ley de uso del suelo a nivel nacional que controle y limite el paso del hombre
Problemática de la Región Amazónica
La siembra de cultivos ilícitos y deforestación, son los principales males de la Amazonía; Caquetá, Guaviare y Putumayo son los departamentos que han perdido más bosques. Cerca del 77% de las hectáreas de bosque que cubren al país se encuentran ubicadas en la Amazonía colombiana.
La praderización, los cultivos ilícitos, la minería ilegal y el acaparamiento de tierras públicas como parques nacionales y reservas forestales se han convertido en un camino hacia la deforestación, un fenómeno que le quitó al país miles de hectáreas de árboles.
Una deforestación que avanza impulsada por la contaminación y la llegada de empresas dedicadas a la explotación de la vegetación es preocupante en la Amazonía, pues genera una reducción muy importante en la capacidad de absorción de dióxido de carbono y perturba el ciclo hídrico de los árboles, que disminuyen su capacidad para captar agua.
Se ha pedido a las autoridades para que intervengan en este problema que es consecuencia de la ganadería, la minería ilegal y la extracción de madera.
Precisamente el tema los cultivos ilícitos se ha convertido en un cáncer en esta región. Solo en la Sierra de La Macarena, departamento de Meta, se han incrementado en un 50 por ciento, y gran parte de los cultivos ilícitos se encuentran ubicados en parques naturales nacionales como la Serranía de la Macarena, Nukak y La Paya, tres áreas protegidas situadas en la Amazonía.
Los cultivos ilícitos, además de representar una amenaza para los recursos biológicos, son rechazados por la mayoría de la población amazónica. El conflicto armado es el segundo hecho que más preocupa a los pobladores.
La selva amazónica se enfrenta a una serie de problemas, entre los cuales podemos encontrar:
– La falta de recursos de los gobiernos de los países que comparten la selva.
– Los saqueadores que son los que se encargan de la deforestación y extracción de recursos vegetales y especies animales, contaminación del agua – y medio ambiente porque además provocan incendios.
– Las Multinacionales que por explorar riquezas minerales (Petróleo, metales, minerales, gas natural…), desequilibran la ecología.
– La invasión masiva de inmigrantes que llegan diariamente a colaborar con el ya existente saqueo.
– La ausencia de leyes protectoras de la selva, y si existen esas leyes, no se cumplen.
Situación 6: Llanos Orientales
Las llanuras de la región de la Orinoquía, que comprenden los departamentos de Arauca, Casanare, Meta y Vichada, en los últimos años han sufrido un desgaste y deterioro debido al impacto del cambio climático y a algunas multinacionales que explotan los recursos naturales.
Así mismo, la ganadería y los cultivos en la región han aportado su grano de arena a ese desgaste, donde la vegetación y los animales silvestres que habitan las vastas llanuras han ido disminuyendo su vigor de una manera alarmante.
El mal uso del recurso hídrico es el principal problema ambiental que enfrenta la región de la Orinoquia y cualquier afectación a las fuentes de agua repercute inmediatamente sobre la biodiversidad y los seres humanos.
El recurso hídrico con que inicialmente contábamos en esta región y que actualmente por el mal uso de las petroleras y demás empresas de explotación minera y agrícola han deteriorado este espacio ecológico el que se encuentra en peligro.
Según datos del Banco de la República, los llanos orientales están formados en un 75% por sabanas, donde habitan plantas gramíneas (frutos) y plantas herbáceas (hierba), con algunos árboles que a veces se agrupan en pequeñas zonas para mantener el verde del paisaje; y un 25% por zona boscosa, que comprende colinas, terrazas bajas, de altillanuras y de vegas de río donde se encuentran árboles de 35 metros de altura.
En años pasados, la superficie de las sabanas caracterizada por el suelo ondulado y plano, se inundaba con las lluvias de la época de invierno, que duraba entre 5 y 7 meses. Sin embargo, debido a las causas mencionadas, desde hace poco más de cinco años los fuertes veranos han traído consigo largos periodos de sequía en gran parte de los 250.000 kilómetros cuadrados que comprende esta región.
Prueba de ello fue la reciente emergencia que se vivió en el norte del departamento de Casanare, específicamente en zona rural del municipio de Paz de Ariporo, donde la falta de agua en ríos y quebradas desató una emergencia ambiental; el país conoció de la muerte de más de 15 mil animales por falta de agua en la región. Chigüiros, venados, galápagas, zorros, peces, garzas, osos, armadillos y patos, además, de una cantidad importante de vacunos, bovinos y porcinos, murieron ante el incesante calor del día y en medio del desértico paisaje.
Solo quedaron algunos pozos de agua donde acudieron cientos de animales. Algunos animales llenaron sus gargantas de agua. Otros, de un salto se sambullían y nadaban, pero el paisaje no engaña. A pesar de lo hermoso que parece, la tragedia está presente. El suelo llama a gritos la lluvia y los animales añoran el fin de la temporada seca.
La FAO afirma que “...el ganado es uno de los principales responsables de los graves problemas medioambientales actuales, y deben buscarse medidas urgentes para hacer frente a esta situación” y propone buscar nuevas tecnologías de producción sostenible mediante la integración de la ganadería a una producción agrícola intensiva. La presencia de ganado en grandes extensiones y la demanda de cultivos forrajeros contribuyen a la pérdida de la biodiversidad. Por otra parte, la ganadería tiene una alta cuota en las causas de contaminación del agua, generadas por los restos de animales, antibióticos, hormonas, fertilizantes y plaguicidas.
También hay que tomar en cuenta el impacto de las quemas que cada año y desde tiempos inmemorables se presentan en la temporada de verano. Impresiona ver la magnitud de tal práctica, indiscriminada entre indígenas y llaneros. Ni unos, ni otros dan explicación real sobre las razones que existen para prender un fosforo a un pajonal, y suponen que es la única manera de liberar nutrientes en estas infértiles tierras.
El Instituto de Ciencia Naturales de la Universidad Nacional de Colombia hace referencia a los graves efectos de la palma de aceite sobre los ecosistemas: por los monocultivos, desaparecen los morichales, encargados de tomar el agua, utilizar una parte para sus procesos fisiológicos y devolver la otra porción a la atmósfera, renovando de esta manera la cantidad de vapor de agua del ciclo hidrobiológico. El uso de las aguas en la agricultura de riego reduce los caudales de los ríos, lagos, lagunas y ciénagas, al punto de causar su desaparición en la temporada seca.
En los llanos orientales, en promedio, por cada barril de petróleo se utilizan seis barriles de agua. Con estas cifras, es evidente la necesidad de profundizar sobre el impacto que sufre el ciclo del agua y sus repercusiones sobre los ecosistemas de sabana inundable del Casanare. conocedores del tema debaten entre la relación directa de la exploración y explotación petrolera como responsable de la escasez de agua en el Casanare.
En el Casanare desarrollan actividades las petroleras Pacific Rubiales, Geo Park, Cecolsa, Petrominerales, Ecopetrol, New Granad y Parex. Es lógico que los impactos acumulados por la alta densidad de actividad petrolera generen efectos de mayores magnitudes.
Sería fundamental recuperar la obligatoriedad de licencias ambientales para actividades de sísmica, organizar un sistema interinstitucional de análisis y seguimiento de los impactos regionales generados por la industria petrolera en las sabanas inundables de la orinoquía colombiana, así como generar debates públicos en las zonas de influencia petrolera para que las comunidades se informen y participen en la búsqueda de soluciones efectivas para los problemas de agua y demás impactos generados por la industria petrolera, desde una mirada regional.
Problemáticas de la Región Insular
Una deficiente gestión ambiental es la causante de lo que se consideran como pérdidas incalculables en los ecosistemas del archipiélago de San Andrés y Providencia, de acuerdo con la Contraloría General de la República.
los problemas ambientales de mayor magnitud y gravedad allí son la contaminación hídrica, el volumen de basuras y la superpoblación.
El Cementerio, el muelle, la cárcel, el relleno sanitario y la planta de selección de basuras funcionan sin licencia sanitaria y que tampoco controlan la extracción de corales, arena y animales marinos, lo cual genera depredación y cambios en el sistema acuático; de tal modo que la proliferación de proyectos de construcción ha ocasionado la extracción masiva de arena coralina, afectando las características ecológicas de la zona.
También llama la atención sobre la deforestación generada por la apertura de nuevas vías y subdivisión de predios (lotes para futuras construcciones). Ello ha provocado la tala de gran cantidad de árboles para la conformación de postes, trayendo como consecuencia serios procesos erosivos, como la sedimentación en los cauces de los arroyos y en el canal navegable.
Los sistemas de reciclaje e incineración de basuras no funcionan en la isla. El volumen de basuras sobrepasa la capacidad del relleno sanitario, por ello, funciona a cielo abierto afectando la salud humana y contaminando el ambiente y los recursos naturales.
Se considera que el problema de mayor repercusión es el que se refiere al vertimiento de aguas negras e hidrocarburos descargados directamente al mar, especialmente a la bahía Hooker, seguido muy de cerca por la sobresaturación de basuras que generan el afloramiento de coliformes (materias fecales y otras), acompañados regularmente por estreptococos, hongos, amebas y otros patógenos de alto riesgo, que pueden causar enfermedades infectocontagiosas y que han sobrepasado los niveles permisibles para la salud humana. Los niveles de contaminación por coliformes se presentan en forma crítica en la época de lluvia.