Varios investigadores contribuyeron al descubrimiento del ADN en diferentes países y tiempos. En 1866 un monje llamado Gregor Mendel llegó a la conclusión de que ciertas “partículas” transmitían las características biológicas de una generación a otra (ahora las conocemos como genes). Tres años después el médico Friedrich Miescher aisló una sustancia a partir del núcleo de una célula eucariota (donde se localizan los genes), a la cual llamó “nucleína”.
En 1944, Oswald Avery descubrió que la nucleína era responsable de la transmisión de la información genética de padres a hijos (actualmente se conoce como ácido desoxirribonucleico o simplemente ADN). Con el avance de técnicas de física, biología, química y medicina, James Watson, Francis Crick, Maurice Wilkins y Rosalind Franklin, dedujeron la estructura del ADN, aunque a Franklin no se le reconoció su mérito en ese momento. Watson, Crick y Wilkins ganaron el Premio Nobel de Química en 1962.
Watson y Crick cerraron con broche de oro el descubrimiento al proponer que la estructura del ADN ayuda a comprender cómo hace copias de sí mismo, y cómo se transmiten las características biológicas de generación en generación. Watson y Crick cerraron con broche de oro el descubrimiento al proponer que la estructura del ADN ayuda a comprender cómo hace copias de sí mismo, y cómo de transmiten las características biológicas de generación en generación.