Acorde a la economía se de muestra que el obrero es rebajado a mercancía.
El trabajo produce no sólo mercancías; se produce a sí mismo y produce al
obrero, como mercancía, y esto produce mercancías en general.
La producción del obrero, y en ella, la alienación,
la pérdida del objeto, de su producto.
El obrero se convierte, pues, en un esclavo de su objeto: primero,
recibe un objeto de trabajo, y segundo, recibe medios de subsistencia,
Por consiguiente, en el sentido de que le debe la posibilidad de existir,
primero como obrero, y segundo, como sujeto físico.
El trabajo debe ser para todos los hombres una manifestación de su
personalidad; pero para el obrero es sólo un medio de subsistencia. El obrero
sólo puede conservarse como sujeto físico en su condición de obrero
La alienación, el desapropiamiento del obrero, en relación con los productos de su
trabajo. Pero la alienación aparece no sólo en el resultado, sino también en el
acto de la producción en el interior de la actividad productiva misma.
Ante todo, en el hecho de que el trabajo es exterior al obrero es decir, que no pertenece a su ser; que,
en consecuencia, el obrero no se afirma en su trabajo, sino que se niega; no se siente cómodo, sino
desventurado; no despliega una libre actividad física e intelectual sino que martiriza su cuerpo y
arruina su espíritu.
El obrero, el productor, aliena, por su actividad, su naturaleza de hombre, que se le vuelve extraña. Por
el contrario, el no-obrero, el capitalista, que no trabaja, que no produce, es, por este hecho mismo,
extraño a la naturaleza , del hombre, que estriba precisamente en producir.
La propiedad privada surgió de la alienación del trabajo; por
consiguiente también es histórica. Esto significa que tanto la propiedad
privada como la alienación del trabajo son dos fases del desarrollo de la
humanidad que un día han de ser superadas.