Capítulo IV: El simulacro del orden: la ciudad ilustrada
Ciudad ilustrada: máquina gobernada por el designio del progreso que surge en una época de pleno apogeo de las reformas. En el caso de las colonias españolas, éstas reformas se hicieron tangibles con la llegada de la casa Borbónica al trono. La ciudad ilustrada se caracterizaba por:
Producción de espacio occidentalizado.
Creación de nuevas bases y acomodos de indígenas convertidos.
Época de misiones y establecimientos dedicados a la cristianización y educación de comunidades indígenas
Pretensión de centralización y uniformidad
Un nuevo concepto de civilidad impulsa a la creación de reformas que regresan el orden y el equilibrio que la urbe habia perdido gracias a la corrupción
Implica la centralización de las colonias y municipios: creación de intendencias que limitan la autonomía de los mismos.
Reformas legitimadas bajo la máxima de que el orden permite la felicidad de los habitantes, y que para conseguirlo la legislación debe implantar conductas higiénicas, morales y racionales en relación al espacio
Nueva estética del espacio
Geometrización del espacio: una estética del orden y la limpieza implantada en la urbe
División del espacio de ciudad en cuadrantes, barrios y cuarteles con una función de control pero también estética
Fortificación de la urbe
Presencia del ejército Borbónico debido a las nuevas necesidades defensivas
Interevención de la guerra en la urbe: construcción de murallas y el levantamiento de ciudadelas, baluartes y revellines
Redistribución del espacio
Separación del espacio público del privado.
Aproximación de los mestizos, mulatos, indígenas y negros libres a los centros urbanos