Una hipótesis plausible es que se cree que admitir una realidad compleja supone una ambigüedad
inadmisible para el conocimiento científico establecido. Esta posibilidad invita a indagar si hay
antecedentes de una visión de la realidad en tal sentido. La respuesta puede ser relevante para
comprender mejor los dos paradigmas epistemológicos enfrentados en la concepción del mundo y la
imagen del ser humano. quien ha explicitado el trasfondo epistemológico de la cuestión ha sido
Gadamer (1997), al señalar que la complejidad empieza a ser abandonada en Grecia justo cuando se
entroniza la razón como rectora del conocimiento y aparecen la filosofía y la ciencia, porque se origina
una fuerte tensión entre mito y logos que impide comprender toda la complejidad del lenguaje, la
palabra y el concepto. Munné, Frederic. El retorno de la complejidad y la nueva imagen del ser humano:
hacia una psicología compleja,
retorno de la complejidad
Ante todo, la realidad es caótica y a la vez ordenada.
Los fenómenos complejos son , ante todo, no lineales, o
expresado con otras palabras la relación entre causa y
efecto no es necesariamente proporcional. Esto es
debido a que tienden a ser hipersensibles a la variación
de las condiciones iniciales en las que se produce el
fenómeno. Esta variación puede ser insignificante a
corto plazo, pero es decisiva a un plazo largo, lo cual
comporta una impredictibilidad y por lo tanto un
conocimiento ambiguo del desarrollo del fenómeno.
Munné, Frederic. El retorno
La realidad es irregular y a la vez regular. Además
de orden y caos, en los objetos y procesos de la
realidad, se dan regularidades e irregularidades.
Frente al conocimiento simple proporcionado por una
geometría estática y simplificadora, la geometría
fractal (Mandelbrot, 1983), describe lo irregular en lo
regular de la naturaleza.
La realidad es borrosa y a la vez contradictoria.
Cuando la razón griega desbanca la ambigüedad con
el ingenuo pero eficaz procedimiento de la
dicotomización, consistente en suprimir la zona
intermedia entre pares de opuestos, da pie a
absolutivizar la contradicción y con ello a contraponer
lo verdadero y lo falso, y a reducir la verdad a la
certeza, a lo admitido como cierto.