La serie de trabajos sobre la
metapsicología son los
escritos teóricos más
importantes en los escritos
de Freud
Culminación de los trabajos de
Freud sobre Metapsicología
El concepto de que existen
procesos anímicos
inconscientes es fundamental
en la teoría psicoanalítica.
Freud afirma que el
supuesto de lo inconsciente
tiene existencia lógicamente
necesaria y científicamente
legítima y que debe ser
interpretado para dar
cuenta de los pensamientos
conscientes.
Enuncia que es insostenible
que todo cuanto ocurre en la
vida anímica de la persona
deba ser notorio para la
conciencia y que la mayor
parte del conocimiento
consciente poseen un estado
de latencia, es decir de
inconciencia (necesario) y es
legitimo porque existen
múltiples pruebas de su
existencia.
La multivocidad de lo inconsciente
y el punto de vista tópico
Todo lo reprimido es inconsciente
pero no todo lo inconsciente es
reprimido. Lo inconsciente abarca
actos latentes por ahora
(preconsciente), pero que lo son de
forma descriptiva; procesos
reprimidos que de devenir
conscientes contrastarían
conflictivamente con lo consciente
(dinámico).
Un acto psíquico atraviesa por dos fases entre
las cuales se encuentra la censura., en la
primera fase es inconsciente y pertenece al
sistema Icc; si es rechazado por la censura se
le deniega el pasaje a la segunda fase; y si
pasa pertenece al sistema Cc. Pero no es
conciente sino susceptible de conciencia
(preconsciente).
La fase Cc de la representación significa una retranscripción de
la representación, que se produce en la nueva localidad psíquica,
manteniéndose la originaria inconsciente. (Supuesto tópico).
La transposición consiste en un cambio de estado del mismo material,
meramente funcional, en la misma localidad. (Supuesto funcional).
Sentimientos inconscientes
La posibilidad de una condición inconsciente faltaría
entonces por entero a sentimientos, sensaciones,
afectos.
Un sentimiento para ser sentido debe ser
conciente, entonces la posibilidad de una
condición inconsciente falla por entero a
sentimientos o afectos.
En la práctica psicoanalítica se habla de
amor, odio, furia, etc., inconscientes, y aun
así se haya inevitable la extraña
combinación, Conciencia inconsciente de
culpa.
Se llama inconsciente a la moción afectiva
originaria aunque su afecto nunca lo fue
porque solo su representación fue reprimida.
Los destinos del afecto pueden ser: persistir
como tal, ser mudado en un monto de afecto
cualitativamente diverso, o ser sofocado.
No hay afectos inconscientes como
hay representaciones inconscientes.
Dentro del sistema Icc hay
formaciones de afecto que al igual
que otras pueden venir concientes. Las
representaciones son investiduras de
huellas mnémicas mientras que los
afectos son procesos de descarga
cuyas exteriorizaciones se perciben
como sensaciones.
Tópica y dinámica de la represión
La represión se lleva a cabo en la frontera
entre los sistemas Icc y Prcc. Se trata de una
sustracción de investidura. La representación
reprimida conserva su investidura ya que
sigue produciendo efectos en el Icc.
El supuesto funcional superó al tópico, al afirmar
no una retranscripción, sino una mudanza de
investidura, un cambio de estado.
Tiene que haber otro proceso que mantenga la
represión y cuide a la represión primordial de
su producción y permanencia: la
contrainvestidura que protege al sistema Prcc
contra el asedio de la representación
inconsciente.
En la histeria de angustia se trata de una
moción de amor que demandaba transponerse
al Prcc, pero la investidura Prcc se le retiró y la
Icc fue descargada como angustia.
Las propiedades particulares del sistema Icc
El núcleo del Icc consiste en mociones de
deseo, o representantes de la pulsión que
quieren descargar su investidura. Cuando
pulsiones de metas distintas son activadas al
mismo tiempo, confluyen en una formación
de meta intermedia, en un compromiso.
Dentro del Icc no existe la negación; esto es
introducido por la censura como sustituto de la
represión. En el Icc hay contenidos investidos
con más o menos intensidad.
Prevalece una movilidad mucho mayor de las
intensidades de investidura. El proceso de
desplazamiento permite a una
representación entregar a otra toda su
investidura, y la condensación tomar sobre
sí la investidura de muchas otras. En cambio
dentro del Prcc rige el proceso secundario.
Los procesos del Icc son atemporales, no están
ordenados ni se modifican por el transcurso del
tiempo. La temporalidad es una forma de trabajo
de la conciencia.
No conocen un miramiento por la realidad. Están sometidos al principio
de placer, su destino depende de la fuerza que posean y que cumplan con
la regulación placer-displacer.
EL ELLO Y EL YO
El psicoanálisis es un instrumento destinado a
posibilitar al yo, la conquista progresiva del ello.
Modelo estructural del aparato psíquico
El principio que distinguió con toda claridad de «el
inconsciente» fue «el yo» Freud abandonó en este
contexto, como marca diferenciadora, la condición de
ser «conciente», y a partir de ese momento comenzó
a considerarla simplemente como algo que podía
adscribirse o no a un estado psíquico
Todo nuestro saber está ligado siempre a la conciencia,
todas las percepciones que nos vienen de afuera
(percepciones sensoriales ); y, de adentro es lo que
llamamos sensaciones y sentimientos.
El yo se enriquece a raíz de todas las experiencias de vida
que le vienen de afuera ; pero el ello es su otro mundo ex•
terior, que él procura someter el yo quiere mediar entre el
mundo y el ello, hacer que el ello obedezca al mundo
El yo y el ello es la última de las grandes
obras teóricas de Freud. Ofrece una
descripción de la psique y su operación que a
primera vista es nueva y aun revolucionaria
El ello es totalmente amoral, el yo se empeii.a
por ser el ser humano, mientras más limita su
agresión hacia afuera, tanto más severo -y por
ende más agresivo- se torna en su ideal del yo.
Mientras más un ser humano sujete su
agresión, tanto más aumentará la inclinación de
su ideal a agredir a su yo
La desmezcla del amor en agresión no se ha
producido por una operación del yo, sino que
es la consecuencia de una regresión
consumada en el ello
El Yo está más enfocado hacia el exterior, y
nos lleva a pensar en las consecuencias
prácticas de lo que hacemos y los problemas
que puede generar una conducta demasiado
desinhibida. Esto hace que se enfrente al Ello
para aplacar las pulsiones que emanan de él,
para lo cual utiliza los mecanismos de
defensa.
El principio de placer, que rige irrestrictame¡'te en el ello, por el
principio de realidad. Para el yo, la percepción cumple el papel
que en el ello corresponde a la pulsión. El yo es el representante
de 10 que puede llamarse razón y prudencia, por oposición al
ello, que contiene las pasiones.
Si el yo fuera sólo la parte del ello modificada por el influjo del
sistema percepción, el subrogado del mundo exterior real en lo
anímico, estaríamos frente a un estado de cosas simple una
elección erótica de objeto en una alteración del yo es, además, un
camino que permite al yo dominar al ello y profundizar sus vínculos
con el ello,
Cuando el yo cobra los rasgos del objeto, por así decir se impone
él mismo al ello como objeto de amor, busca repararle su pérdida
diciéndole: «Mira, puedes amarme también a mí; soy tan parecido
al objeto el ideal del yo satisface todas las exigencias que se
plantean a la esencia superior en el hombre.
Freud proponía que el Ello o Id es la estructura de la psique humana
que aparece en primer lugar. A diferencia de lo que ocurre con el Yo
El Ello se mueve a partir del principio del placer inmediato, y
por eso lucha por hacer que las pulsiones primarias rijan la
conducta de la persona, independientemente de las
consecuencias a medio o largo plazo que eso pueda conllevar.
Por ello se suele considerar que el Ello es "la parte animal" o
"instintiva" del ser humano.