Davini, M. C. (2008). Métodos de
enseñanza. Cap. 1.
Las contribuciones de la didáctica, en cuanto ciencia del diseño de la enseñanza permiten establecer cuidadosamente las condiciones que favorecen el aprendizaje
y la instrucción. Su sentido es, sin duda, ayudar a los profesores a tomar sus decisiones en la elaboración de sus proyectos y en la concreción de la enseñanza. Es
intención de esta obra acercar a quienes enseñan estas nuevas contribuciones en forma organizada y en un lenguaje próximo a sus prácticas y preocupaciones.
"Teorías y prácticas de la enseñanza”
Se busca que esta primera parte colabore con la construcción de criterios básicos
y generales de acción que, a modo de "cimientos", faciliten la elaboración de los
propios enfoques y propuestas de enseñanza
1- “LA ENSEÑANZA”
La enseñanza y la preocupación por realizarla de la mejor manera o de lograr sus propósitos es una constante en la
historia.
Desde mediados del siglo xix, comienza un proceso sostenido de conformación de sistemas escolares, que
culminará en el siglo xx con los sistemas educativos nacionales, en sus distintos niveles y especialidades. Su
existencia requiere de una legión de personas específicamente formadas para enseñar. El acto de enseñar ya no
sólo es generalizado sino también especializado. Requiere de un ordenamiento y de un conjunto de reglas
básicas.
LA ENSEÑANZA COMO ACCIÓN INTENCIONAL DE TRANSMISIÓN CULTURAL (p.16)
La enseñanza siempre responde a intenciones, es decir, es una acción voluntaria y
conscientemente dirigida para que alguien aprenda algo que no puede aprender
solo, de modo espontáneo o por sus propios medios. Cuando una persona aprende
sola, sin que exista la intención consciente y voluntaria de otro por enseñarle
(aprender por la simple "imitación" de un modelo adulto o repitiendo lo que hacen
otros), lo que ocurre no es ''enseñanza", sino aprendizaje social o socialización
(acoplamiento al comportamiento del grupo).
Quienes enseñan buscan transmitir un saber o una práctica considerada
culturalmente válida, socialmente justa y éticamente valiosa. En otras palabras,
enseñar es un acto de transmisión cultural con intenciones sociales y opciones de
valor.
La enseñanza debería considerar dos dimensiones: promover resultados de
aprendizaje y transmitir conocimientos, habilidades, capacidades y modos
de relación considerados válidos y éticamente sostenibles.
LA ENSEÑANZA COMO MEDIACIÓN SOCIAL Y PEDAGÓGICA (p.18)
La idea de mediación pedagógica es fértil para comprender que quien
enseña no es el centro del proceso de enseñar, por más sabia que la persona
sea. Por el contrario, quienes enseñan son efectivamente mediadores entre
el contenido cultural a transmitir (conocimiento, habilidad o práctica) y las
características de los sujetos que aprenden y del contexto particular.
En las escuelas, el docente es un mediador entre los conocimientos y los
alumnos, adecuando sus propuestas a las capacidades, los intereses y las
necesidades del grupo en particular y a las características del contexto
socio-cultural específico. El docente deberá:
Vincular los contenidos generales
que se esperan enseñar con las
necesidades, la idiosincrasia y la
cultura del grupo en particular.
Promover actividades,
discusiones, profundizaciones,
ejercicios que favorezcan el
tratamiento de los temas
considerando las
características, los intereses y
la cultura de los alumnos
Favorecer el intercambio entre
los alumnos a partir de sus
expectativas y concepciones
Ampliar el conocimiento y
las perspectivas particulares,
brindando nuevas
informaciones y
comunicando otros puntos
de vista y experiencias.
Vincular la enseñanza al
contexto particular y a las
situaciones específicas.
LA ENSEÑANZA COMO SISTEMA DE RELACIONES E
INTERACCIONES REGULADAS (p.20)
La relación que caracteriza la enseñanza implica a determinados actores y componentes involucrados
en una dinámica particular, en la que las características y acciones de cada parte del sistema mantiene
una interdependencia recíproca. Los actores y componentes centrales de esta práctica, son:
Alguien que enseña (individuo
o grupo), que conoce lo que
enseña y que tiene confianza en
la posibilidad de aprender de
los otros.
La función de quien enseña
es coordinar y conducir la
enseñanza. Aunque
también aprenda al hacerlo
(toda experiencia es
siempre un aprendizaje), su
función en el sistema es
enseñar y conducir el
proceso.
Alguien que acepta
participar de la
enseñanza (alumnos
o aprendices).
En cuanto a quien aprende
(individuo o grupo), su rol es
aprender, pero también pone
sus reglas, es decir, no es un
espectador pasivo. Quienes
aprenden delinean, también, el
curso de las interacciones, ya
sea desde su disposición
afectiva (en una gama que va
desde la aceptación y la
participación hasta la
resistencia y el rechazo), ya sea
desde sus intereses, ya sea
desde sus capacidades previas,
orientando en buena medida el
curso del proceso.
Una "materia" o contenido
que se busca enseñar,
considerado válido y valioso
de ser aprendido
Lo que denominamos contenido
incluye conocimientos a asimilar y
habilidades a desarrollar, como
también modos de relación con los
otros (interactuar, cooperar,
desarrollar acciones colectivas,
participar), modos de pensamiento
(formular y sostener afirmaciones
razonables, llegar a conclusiones,
resolver problemas), modos y formas
de expresión (comunicación oral,
escrita, gráfica, del pensamiento y las
emociones), actitudes y valores
sociales, entre otras cuestiones
relevantes.
Un ambiente que
facilite el desarrollo
de la enseñanza y del
aprendizaje.
El ambiente incluye tanto los recursos
materiales como el flujo de interacción y
participación de los actores. Los recursos
constituyen los apoyos necesarios y
relevantes para realizar la enseñanza. Pero
también influyen las formas de
participación en el desarrollo de la
enseñanza, el seguimiento grupal e
individual personalizado. Finalmente, en
los medios escolares o académicos, las
"reglas" institucionales y la organización
de los planes de estudio forman parte del
ambiente, facilitando, orientando o
limitando la enseñanza y los aprendizajes.
LA ENSEÑANZA COMO UNA SECUENCIA
METÓDICA DE ACCIONES (p.23)
la enseñanza no es algo que ocurra de modo espontáneo
ni representa una acción puntual. Implica una actividad
sistemática y metódica, con fases a lo largo de un tiempo
(más breve o más largo) y un proceso interactivo entre
quienes participan, según valores y resultados que se
busca alcanzar.
Para poder realizar la actividad de mediación y ser
eficaz en el logro de los propósitos, la enseñanza se
constituye como una secuencia metódica de acciones:
la enseñanza implica un tiempo y un proceso, sigue
una lógica y se conforma por una serie de etapas.
Supone un plan de trabajo con una secuencia
organizada de actividades, en el que "una cosa se
presenta antes y otra, después".
ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE: PRÁCTICA
METÓDICA DE RESULTADOS ABIERTOS (p.25)
No toda enseñanza logra el resultado de aprendizaje que persigue en
todos y cada uno de los aprendices. No existe una relación lineal o de
"causa y efecto" entre ambos polos de esta relación
(enseñanza=aprendizaje). Aun cuando la enseñanza siga una clara
orientación, el aprendizaje es un proceso de direcciones múltiples, los
resultados de aprendizaje pueden variar de modo significativo entre un
alumno y otro, entre un grupo y otro. Quien enseña puede potenciar
distintos resultados y ampliar las posibilidades, considerando las
siguientes acciones:
Habilitar y estimular el proceso de transferencia de los aprendizajes a
las prácticas, en el contexto particular en el que se encuentran.
Guiar y apoyar a los alumnos para que
trabajen y piensen por sí mismos.
Ayudar a problematizar los contenidos que se abordan.
Promover el intercambio entre los estudiantes y el trabajo cooperativo.
Favorecer la participación en diversas actividades.
Facilitar que los estudiantes puedan participar de la planificación de
sus actividades de aprendizaje y de la valoración sus progresos.
LA ENSEÑANZA: PODER, AUTORIDAD Y AUTONOMÍA (p.27)
Quienes enseñan tienen (o deberían tener) un dominio sobre lo que enseñan. Poseyendo un determinado
saber, buscan transmitírselo a otros, es decir, que otros lo aprendan. Esta situación implica una relación
asimétrica: unos saben algo y otros necesitan aprenderlo. Quienes enseñan tienen, así, un papel de
autoridad.
En los ambientes de enseñanza formal (escolar y académico), la autoridad formal del profesor se ve reforzada a través
del poder de las evaluaciones, de las reglas de la disciplina, de las normas y sanciones, y de una variedad de formas de
vigilancia sobre el comportamiento de los otros. Distante de toda propuesta autoritaria, la autoridad pedagógica no
implica la sumisión de quienes aprenden ni busca instalar la asimetría eterna. Por el contrario, busca promover cada
vez mayor conocimiento y ampliación de conciencia para la progresiva autonomía e independencia de los alumnos.
ORIENTACIONES DE LA ENSEÑANZA (p.29)
Las prácticas de enseñanza son múltiples y variadas, y las teorías son
diversas. Pero, en términos generales, existen dos grandes
concepciones acerca de la enseñanza: