Durabilidad: los valores se reflejan en el curso de la vida. Hay valores que son más permanentes en el
tiempo que otros. Por ejemplo, el valor del placer es más fugaz que el de la verdad.
Integralidad: cada valor es una abstracción íntegra en sí mismo, no es divisible.
Flexibilidad: los valores cambian con las necesidades y experiencias de las personas.
Satisfacción: los valores generan satisfacción en las personas que los practican.