Los líquidos son sustancias que presentan un estado de agregación
específico, en el que sus partículas se encuentran lo suficientemente
juntas para mantener una cohesión mínima.
Forma
Los líquidos carecen de una
forma definida, por lo que
adquieren la que les
imprima su contenedor.
Fluidez
La fluidez es una de las
principales características
de los líquidos y gases, que
determina su capacidad
para abandonar un
recipiente en favor de otro
a través de conductos
estrechos o de forma
variable, ya que las
partículas de las sustancias
en estos estados de
agregación carecen de
memoria de forma, es decir,
no insisten en una forma
determinada, como los
sólidos.
Viscosidad
Los líquidos más viscosos (como el petróleo,
la brea, etc.) fluyen lentamente porque sus
partículas se adhieren más las unas a las
otras al rozarse; mientras que líquidos de
baja viscosidad (como el agua) fluyen
mucho más rápidamente
Adherencia
Los líquidos poseen una capacidad intrínseca
de adherirse a otras sustancias y superficies,
cosa que puede evidenciarse con las gotas
que permanecen sobre los objetos rociados
con agua o en los objetos que se sumergen en
un líquido. Las cosas se mojan debido a este
fenómeno particular de los líquidos.
Tensión superficial
Una característica de los líquidos es
presentar tensión superficial, esto es,
una propiedad de las partículas de su
superficie que es capaz de resistir la
penetración de los objetos hasta un
cierto margen, funcionando como una
capa elástica. Es así que ciertos insectos
pueden “caminar” sobre la superficie
del agua, o las hojas caídas pueden
permanecer sobre la misma sin
hundirse. Dependiendo de su densidad,
los líquidos pueden tener mayor o
menor tensión superficial. Fuente:
Capilaridad
Esta propiedad de los líquidos
depende directamente de su
tensión superficial, y les permite
ascender o descender por un
tubo que se sumerja en un
recipiente lleno del líquido. Esto
se debe al desplazamiento por
volumen del líquido, que resiste
la penetración del tubo,
desplazándose dentro de él.
Densidad
Los líquidos presentan una
importante densidad (variable de
acuerdo a su naturaleza, claro
está), que mantiene sus partículas
juntas y les brinda cohesión. Esta
es mucho menor que la de los
sólidos, por ejemplo, que resisten
la deformación y presentan
fragilidad; los líquidos en cambio
pueden “romperse” en partículas
siempre iguales del mismo líquido.
Cambios
de estado
líquido
Los líquidos pueden
cambiar de estado
físico, de la
siguiente manera
Evaporación. Cuando se introduce a un
líquido energía calórica (como al hervir
agua), se obliga sus partículas a moverse
más rápidamente y a expandir el espacio
entre ellas, deviniendo así lentamente en un
gas.
Solidificación. Cuando se extrae energía calórica de
un líquido (como al congelar agua), se enlentece o
detiene el movimiento de las partículas forzándolas
a constituir estructuras fijas (como los cristales),
deviniendo así en un sólido.
Cambios de estado a líquido
Fusión. Se introduce calor a un objeto
sólido hasta permitir que sus partículas
venzan la estructura rígida del conjunto y
se muevan más velozmente, expandiendo
el espacio que las separa y fluyendo hacia
la liquidez. Si este líquido luego se enfría,
ocurrirá el proceso inverso.
Condensación. Ocurre al hacer entrar en
contacto las partículas de un gas con una
superficie fría (o más fría que el gas), lo
cual ocasiona la aparición de gotitas
líquidas sobre la superficie, evidencia de
que el gas ha pasado a líquido.
Licuefacción. Otro proceso para convertir
gases en líquidos, pero que no emplea para
ello la temperatura sino la presión: se
incrementa la presión a la que se somete al
gas hasta comprimirlo enormemente,
forzando sus partículas a acercarse más de
lo que normalmente lo están y deviniendo
así en líquido mientras se mantengan las
condiciones de presión