Esta cartera se pierde en buena parte si la cobranza es deficiente.
Desmotivación del personal
Las dificultades económicas de una
empresa o del acreedor, generadas
por la cartera morosa, llevan a
salarios insuficientes, mora en su
pago, falta de incentivos, etc.
Deterioro de la imagen de la empresa ante los acreedores
Cuentas sin pagar llevan a no cancelar
oportunamente las deudas con los acreedores y, por
consiguiente, a la pérdida de la buena imagen.
Desempleo
Normalmente ante la carencia de
efectivo, se recorta la nómina.
Bajos inventarios
Cuando la cartera no rota, como es debido, no se cuenta con el
suficiente efectivo para reinvertir y por consiguiente, la
producción disminuye.
Incumplimiento de las obligaciones
El pago de las obligaciones depende en buena parte de las cuentas por
cobrar, si éstas no se comportan debidamente, disminuira del flujo de
efectivo necesario para el oportuno pago de las cuentas.
Disminución de plazos a los clientes
Ante la necesidad del efectivo y de no tener un
buen capital de trabajo, se hace imperioso
acortar los plazos de pago con lo cual se
disminuyen las ventas y así se llega a un círculo
vicioso.
Incremento en los costos de cobranza
Este incremento está representado por el
aumento en el tiempo de la gestión de cobro.
Pérdida de los objetivos principales de la empresa
La carencia de una cartera sana lleva a que los ejecutivos estén continuamente
“apagando incendios” dentro de la empresa, con lo cual descuidan los objetivos
primordiales de ésta.
Quiebra o Bancarrota
En ocasiones y lamentablemente no son
pocas, se llega a quiebra total