Radiografía de una
sensibilidad y de unos
conflictos espirituales que se
hallan en la médula de la
época.
La trama central: historia de una desorientación
existencial
Novela de aprendizaje: desarrolla la vida
de Andrés Hurtado, un personaje perdido
en un mundo absurdo y en medio de
circunstancias adversas que constituirán
una sucesión de desengaños.
El ambiente familiar lo convierte en
un muchacho reconcentrado y triste.
Se siente solo, abandonado, con
un vacío en el alma.
Siente una sed de conocimiento,
espoleado por la necesidad de
encontrar una orientación, algo que
dé sentido a su vida.
Los estudios no colman tal ansia:
la universidad y la ciencia
españolas se hallan en un estado
lamentable.
Su contacto con los enfermos
de los hospitales y su
descubrimiento de miserias y
crueldades, constituyen un
nuevo motivo de “depresión”.
También agudizan su
exaltación humanitaria, pero
políticamente se debate entre
un radicalismo revolucionario
utópico y el sentimiento de la
inanidad de todo.
Al margen de sus estudios descubre
nuevas lacras como las que rodean a
Lulú, la mujer que habrá de ocupar un
puesto esencial en su vida.
La muerte de su hermano, Luis, que se
suma a todo como un hecho decisivo que le
conduce al escepticismo ante la ciencia y a
las más negras ideas sobre la vida.
Se consuma así, en lo fundamental,
la educación del protagonista.
Las etapas posteriores de su vida
constituyen callejones sin salida.
El ambiente deforme del pueblo en donde
comienza a ejercer como médico le produce
un “malestar físico”.
Madrid, a donde vuelve,
es un “pantano” habitado
por “la misma angustia”.
El protagonista, “espectador de la iniquidad
social”, deriva hacia un absoluto pesimismo
político, se aísla cada vez más y adopta una
postura pasiva en busca de una paz
desencanta (es la abulia noventayochista).
A una paz provisional accederá tras su
matrimonio con Lulú.
Pero pronto le atenazará una angustia
premonitoria de la muerte de su hijo y
de su mujer, definitivo desengaño que lo
lleva al suicidio.
La estructura
La trayectoria de Andrés va hilvanando
multitud de elementos con esa libertad tan
característica de la novela barojiana, lo que
no quiere decir ausencia de composición.
Estructura externa:
se compone de siete partes que
suman 53 capítulos
generalmente breves.
El número de capítulos que
integran cada parte es variable:
11, 9, 5, 5, 10, 9 y 4,
respectivamente.
Estructura interna:Dos etapas de la
vida del protagonista, separadas por un
intermedio reflexivo (parte IV). En
torno a este intermedio, las etapas
(integradas cada una por tres partes)
presentan entre sí una clara simetría.
Estructura equilibrada
Importantes
paralelismos de
contenido.
no encorseta el relato: el hilo
narrativo va devanándose con
gran libertad y entrelazándose
con multitud de anécdotas
laterales, con los elementos
más heterogéneos en
apariencia.
Los personajes y el arte de la caracterización
Personajes
principales:
Andrés
Lulú
En la segunda parte se presenta como un producto
marchito por el trabajo, por la miseria y por la
inteligencia; graciosa y amarga, lúcida y mordaz, no
acepta derechos una singular ternura por los seres
desvalidos. Valora la sinceridad y la lealtad. a poco, en
situación, por su comportamiento, por sus reflexiones,
por contraste con otros personajes, Sin embargo,
tiene un fondo muy humano y muy noble y muestra
Usa una técnica de caracterización paulatina: se van
definiendo poco Son tipos que evolucionan: van
adquiriendo espesor humano.
Personajes secundarios:
Padre de Andrés:
despótico y arbitrario.
Aracil:
cínico,
vividor sin
escrúpulos.
Luisito:
tierno.
Iturrioz:
el
filósofo.
Personajes colectivos:
rápidamente esbozados: profesores,
estudiantes, enfermos, personal de los
hospitales, amigos y vecinos de las
Minglanillas, gentes del pueblo, etc.
bocetos vigorosos,
cargados de un
sentido satírico, en
ocasiones,
impregnados de
ternura o
compasión.
piezas de un ambiente,
figurantes de un denso
telón de fondo, cuyo papel
es la constitución de una
atmósfera insustituible. En
ocasiones, el detenerse en
un personaje no se justifica
por necesidades del
argumento central, sino
por es tendencia de Baroja
a entretenerse en el
camino. las incidencias en
los personajes secundarios
influyen en la trayectoria
de Andrés, en su
sensibilidad.
Ambiente
Viene trazado admirablemente: le bastan muy
pocos rasgos para dar impresiones vivísimas.
Abundan los cuadros imborrables: el “rincón” de
Andrés y lo que se ve desde su ventana, los cafés
cantantes, la sala de disección, los hospitales, la
casa de las Minglanillas...
Notable la maestría del paisaje, sin
necesidad de acudir a descripciones
detenidas a la manera de los realistas del
siglo XIX.
El alcance social. La realidad española
Los personajes y
ambientes constituyen
un mosaico de la vida
española de la época:
una España que se
descompone en medio
de la preocupación de la
mayoría.
Baroja
prodigará
zarpazos contra
las anomalías o
los absurdos de
esa España.
A propósito de los
estudios de Andrés se
traza un cuadro
sombrío de la pobreza
cultural del país y se
insiste en el desprecio
por la ciencia y la
investigación.
Los aspectos sociales: pronto aparecen (parte I
y II) las más diversas miserias y lacras sociales,
producto de una sociedad que Andrés quisiera
ver destruida.
La visión de la realidad española se estructura
en la parte V y VI, en la oposición
campo/ciudad: El mundo rural: “un cementerio
bien cuidado”. Mundo inmóvil, presidido por la
insolidaridad y la pasividad ante las injusticias.
Se denuncia el caciquismo, que conlleva la
ineptitud o rapacidad de los políticos.
La ciudad: Madrid, “un campo de ceniza”
por donde discurre una “vida sin vida”.
Presenta muestras de la más absoluta
miseria, con la que se codea la
despreocupación de los pudientes, de los
señoritos juerguistas.
Ante la iniquidad social, el
protagonista siente una cólera
impotente. Ésta le llevará al
anarquismo espiritual, basado sin
solución práctica ninguna en la
simpatía en la piedad
El sentido existencial de la novela
Novela filosófica:
Pesimismo.
Conflictos
existenciales:
centro de la obra.
Religión: desprecio a los católicos
como su amigo Lamela.
indemostrables. Andrés se
despega tempranamente de las
prácticas y habla con Siguiendo a
Kant cree que los postulados de la
religión son indemostrables.
Ciencia: interrogantes
sobre el sentido de la vida y
del mundo. dolor de vivir.
No le proporciona las
respuestas que busca a sus
grandes Al contrario, la
inteligencia y la ciencia no
hacen sino agudizar el
Hurtado no halla ningún
asidero intelectual y la vida
humana queda sin
explicación, sin sentido.
Sus lecturas filosóficas lo confirman en
esa concepción desesperada,
especialmente Schopenhauer, de quien
proceden, casi textualmente, algunas de
las definiciones de la vida que
encontramos en la novela.
Con esta concepción desesperada de la vida, de
influencia schopenhaueriana, se combina la idea de
la lucha por la vida (Darwin), de la vida como
“cacería cruel en que nos vamos devorando unos a
otros”.
El tema de la
crueldad está
muy presente en
esta obra.
Soluciones a los problemas existenciales:
Según Iturrioz hay dos: La abstención y la
contemplación indiferentes de todo. La acción
limitándose a un círculo pequeño. Andrés
optara por la primera vía, la ataraxia, siguiendo
también el consejo de Schopenhauer de matar la
voluntad de vivir.
Estilo
Gusto por el párrafo breve.
Naturalidad expresiva, tanto en lo narrativo
como en lo descriptivo o en los diálogos.
Uso intencionado de términos
coloquiales y vulgarismos, con una
perfecta conciencia de sus valores
ambientales o expresivos.