La Navidad es la celebración del Nacimiento de Cristo; que tuvo
lugar en Belén, un pueblo de Palestina, hace aproximadamente dos
mil años. Se celebra el 25 de diciembre y cuatro semanas antes tiene
lugar el Adviento, es decir, un tiempo de espera y preparación
interior. El mensaje de la Navidad va dirigido a todos los hombres
que pueblan el planeta Tierra, pues ya dijo el Ángel que anunció a
los pastores el nacimiento del niño Jesús: "Paz a todos los hombres
de buena voluntad". Pero realmente tiene un significado mayor para
los cristianos, ya sean católicos, protestantes u ortodoxos; ya que
son los que creen que el Niño que nace en Belén, es el Hijo de Dios.
Pero el verdadero sentido de la Navidad reside en reconocer que es un momento
oportuno para cambiar cosas que veamos que no van, agradecer a Dios todo lo
bueno que nos pasó, sobre todo el don de la vida, mirar con una óptica
esperanzadora todo el camino que nos falta por recorrer, acercarnos a nuestros
seres queridos, convertirnos en personas más humanas y sensibles por nuestro
entorno y lo que nos rodea.
Belén era un pequeño pueblo, sin embargo, es posible que a José y a su esposa María, no les
pareciera así al llegar allí. Esa noche, todo Belén estaba ocupado por los viajeros que habían llegado
desde lejos en respuesta del decreto del emperador César Augusto de que todas las personas de su
vasto imperio debían empadronarse. Todos sus súbitos debían ir a los pueblos de sus antepasados
para ser empadronados.
Para cuando el primero de los pastores entró indeciso al establo, María estaba acunando a su bebé
recién nacido mientras José los contemplaba con amor. Cierto que ese hijo no le pertenecía, ni a él ni
a ningún padre terrenal, sino que ese niño pertenecía a toda la humanidad. En cuanto a María, el
mundo jamás llegará a conocer gran parte de lo que ella sintió esa noche. Ella lo guardó en su
corazón, donde las palabras no eran necesarias. Ese niño era Jesucristo, el Hijo de Dios, el Salvador
del mundo, pero en ese momento, era muy pequeño y el aire de la noche era frío. Ella era su madre
y lo tenía en sus brazos.
La Navidad o la Natividad, es una oportunidad y disculpa perfecta para reflexionar, hacer
planes, reforzar nuestras convicciones, corregir aquellas pequeñas cosas que se puedan
mejorar, ser mejores personas y seres humanos. Nada mejor que hacerlo en esta época
navideña y rodeados de las personas que más queremos, aquellas que nos acompañan y
transitan al lado de nosotros, y con quienes existen fuertes vínculos emocionales y de afecto.