1. Exploración del problema: Estudiar el
problema hasta determinar el “tipo” de
problema con el que nos enfrentamos.
Determinar y articular nuestras metas,
propósitos y necesidades.
2. Establecimiento de objetivos:
deben estar encaminados a lograr
algo que beneficie a las dos partes,
ganar-ganar. Objetivos positivos,
concretos, medibles, alcanzables,
realistas, oportunos y prioritarios.
Determinar qué puede hacerse
realmente.
3. Generación de ideas: Dejar
fluir imágenes, pensamientos,
ideas de solución sin juzgarlas
Principio de aplazamiento del
juicio, la crítica está prohibida,
Principio de la variedad, la
imaginación tiene rienda
suelta, Principio de la cantidad.
Mientras más alternativas
generes mejor.
4. Selección de ideas: Analizar
y valorar los pros y contras de
cada idea de acción para
poder seleccionar la o las más
adecuadas y proceder a su
implementación y evaluación.
5. Implementación: Es un
momento crucial en el
proceso de solución de
problemas. No se realiza
sin un plan de acción hay
que adoptar un
acercamiento estratégico e
implantar una estrategia.
Estar atentos a las
consecuencias que se
perfilan de cada actividad.
6. Evaluación: En esta etapa
debes comparar el resultado de
la solución con lo que tú
esperabas, pues esto te permitirá
establecer si debes continuar con
la aplicación de esta alternativa,
o bien, encontrar por qué fue
poco exitosa.