Según Díaz: Es un área aplicada de la psicología jurídica, que hace relación a la utilización de los
conocimientos psicológicos que son necesarios para ayudar a resolver un caso judicial (penal, familiar,
laboral, civil, etc). Generalmente se encamina hacia la prueba judicial, al experticio forense.
La psicología jurídica más que un hacer, puede constituirse como un pensar, como un posicionamiento
social y filosófico que por supuesto se concreta en un actuar consecuente con esa reflexión, pues el
hacer sin plantearse un fin ulterior resulta vacuo, así como el pensar sin actuar resulta idealista.
Sin caer en una parsimonia vulgar, el ideal de la psicología jurídica es fomentar la justicia social y la
humanización de lo jurídico. En ese sentido, y en sede del derecho penal, Gómez (2004) señaló:
Juzgar al hombre sin comprender sus móviles, las poderosas fuerzas que se mueven en las
profundidades de su psicología, es una grave forma de inequidad. De esta manera, premisa
fundamental y necesaria de la justa decisión, tiene que ser el conocimiento y la valoración en su justa
medida, de los resortes motivacionales de la acción. (p. X).
La psicología jurídica más que un hacer, puede constituirse como un pensar, como un
posicionamiento social y filosófico que por supuesto se concreta en un actuar consecuente con esa
reflexión, pues el hacer sin plantearse un fin ulterior resulta vacuo, así como el pensar sin actuar
resulta idealista.
Los psicólogos jurídicos como expertos en el comportamiento humano, están llamados a proponer
soluciones viables, integrales, eficaces, y no solamente represivas, a los problemas conductuales con
consecuencias jurídicas que presentan las personas naturales.