El aumento de la temperatura transforma un sólido en líquido, o un líquido en gas. Y el calentamiento de un gas, ¿no puede transformarlo en un cuarto estado de la materia? Curiosamente, la respuesta es un categórico sí: lo transforma en plasma.
Algunos ejemplos de materia en
estado plasmático son:
El Sol. El astro rey es una gran bola de
gases en perpetua reacción, cuyas
reacciones son tan violentas y gravedad
tan masiva que sus partículas se
comprimen y alcanzan el estado
plasmático.
El fuego. Nunca ha sido fácil responder a qué
cosa es el fuego, esa llama capaz de generar luz y
calor: es un plasma caliente.
Lámparas de plasma. Las llamadas
“bolas de plasma” o “esferas de
plasma” son artefactos decorativos o
lúdicos inventados por Nicola Tesla
en sus experimentos con electricidad
de alta frecuencia
Luces de neón. Las tan frecuentes
lámparas o bombillas de neón
emplean este elemento (un gas
noble) para lograr un plasma
brillante y frío, que es bastante
seguro, poco reactivo (ya que se
trata de neón) y muy funcional.
Los relámpagos. Veloces y muy calientes
(27.000 °C) los relámpagos son formas de
plasma que surgen en la atmósfera, cuando los
gases en ella se hallan cargados eléctricamente
durante el ciclo hidrológico, y generan así una
descompensación del campo electromagnético,
que a través de una descarga violenta intenta
restituir el balance.